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TEST BORRADO, QUIZÁS LE INTERESEEspañol 5º 2

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Título del test:
Español 5º 2

Descripción:
Comprensión lectora Fábulas de Esopo (2)

Autor:
AVATAR
Carlos Upegui


Fecha de Creación:
28/04/2015

Categoría:
Letras

Número preguntas: 21
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Temario:
Fábulas de Esopo Comprensión lectora, ética y valores. Las fábulas de Esopo tienen su origen en la época arcaica. Fueron recopiladas en el siglo IV a. C. por Demetrio de Falero, aunque esta recopilación se perdió. La principal colección de fábulas atribuidas a Esopo de donde se basan muchas ediciones modernas es la llamada Augustana, anónima, que algunos autores fechan en el siglo I o II y otros en el siglo V, y se complementa con otras dos colecciones anónimas, la Vindobonense, del siglo VI y la Accursiana, probablemente del siglo IX. (Wikipedia). La fábula es una composición literaria breve en la que los personajes son animales o cosas inanimadas que presentan características humanas. En el Diccionario de uso del español de María Moliner se indica que “se trata de un género didáctico mediante el cual suele hacerse crítica de las costumbres y de los vicios locales o nacionales, pero también de las características universales de la naturaleza humana en general”. La fábula se compone de una conversación, generalmente entre animales o con un ser humano, y una conclusión llamada moraleja. En este test, debes leer cada fábula y seleccionar la moraleja que mejor se ajusta en cada caso.
– La zorra y la careta vacía. Entró un día una zorra en la casa de un actor, y después de revisar sus utensilios, encontró entre muchas otras cosas una máscara artísticamente trabajada. La tomó entre sus patas, la observó y se dijo: -- ¡ Hermosa cabeza! Pero qué lástima que no tiene sesos. No te llenes de apariencias vacías. Llénate mejor siempre de buen juicio. En la medida que vayas conociendo algo, así le irás perdiendo el temor. Pero mantén siempre la distancia y prudencia adecuada. Cuídate de los que dan consejo en busca de su propio beneficio, y no por hacer realmente un bien. Procura ser comprensivo e indulgente, pues siempre sucede que el mal que generamos, tarde o temprano se regresa en contra nuestra. Si intentas entrar a terrenos desconocidos, toma primero las precauciones debidas, no vayas a ser derrotado por lo que no conoces.
La zorra y el hombre labrador. Había un hombre que odiaba a una zorra porque le ocasionaba algunos daños ocasionalmente. Después de mucho intentarlo, pudo al fin cogerla, y buscando vengarse de ella, le ató a la cola una mecha empapada en aceite y le prendió fuego. Pero un dios llevó a la zorra a los campos que cultivaba aquel hombre. Era la época en que ya se estaba listo para la recolección del producto y el labrador siguiendo a la raposa, contempló llorando, cómo al pasar ella por sus campos, se quemaba toda su producción. Procura ser comprensivo e indulgente, pues siempre sucede que el mal que generamos, tarde o temprano se regresa en contra nuestra. No te llenes de apariencias vacías. Llénate mejor siempre de buen juicio. En la medida que vayas conociendo algo, así le irás perdiendo el temor. Pero mantén siempre la distancia y prudencia adecuada. Si intentas entrar a terrenos desconocidos, toma primero las precauciones debidas, no vayas a ser derrotado por lo que no conoces. Si tienes una necesidad inmediata, de nada te servirá pensar satisfacerla con cosas inalcanzables.
La zorra y el cangrejo de mar. Queriendo mantener su vida solitaria, pero un poco diferente a la ya acostumbrada, salió un cangrejo del mar y se fue a vivir a la playa. Lo vio una zorra hambrienta, y como no encontraba nada mejor para comer, corrió hacia él y lo capturó. Entonces el cangrejo, ya listo para ser devorado exclamó: -- ¡Merezco todo esto, porque siendo yo animal del mar, he querido comportarme como si fuera de la tierra! Si intentas entrar a terrenos desconocidos, toma primero las precauciones debidas, no vayas a ser derrotado por lo que no conoces. Procura ser comprensivo e indulgente, pues siempre sucede que el mal que generamos, tarde o temprano se regresa en contra nuestra. No te llenes de apariencias vacías. Llénate mejor siempre de buen juicio. Si tienes una necesidad inmediata, de nada te servirá pensar satisfacerla con cosas inalcanzables. Cuando te adulen, es cuando con más razón debes cuidar de tus bienes.
La zorra y el cuervo hambriento. Un flaco y hambriento cuervo se posó en una higuera, y viendo que los higos aún estaban verdes, se quedó en el sitio a esperar a que maduraran. Vio una zorra al hambriento cuervo eternizado en la higuera, y le preguntó qué hacía. Una vez que lo supo, le dijo: -- Haces muy mal perdiendo el tiempo confiado a una lejana esperanza; la esperanza se llena de bellas ilusiones, mas no de comida. Si tienes una necesidad inmediata, de nada te servirá pensar satisfacerla con cosas inalcanzables. Si intentas entrar a terrenos desconocidos, toma primero las precauciones debidas, no vayas a ser derrotado por lo que no conoces. Procura ser comprensivo e indulgente, pues siempre sucede que el mal que generamos, tarde o temprano se regresa en contra nuestra. Cuando te adulen, es cuando con más razón debes cuidar de tus bienes. Antes de decidir unirte a una campaña, mide primero la capacidad de los posibles adversarios.
La zorra y el cuervo gritón. Un cuervo robó a unos pastores un pedazo de carne y se retiró a un árbol. Lo vio una zorra, y deseando apoderarse de aquella carne empezó a halagar al cuervo, elogiando sus elegantes proporciones y su gran belleza, agregando además que no había encontrado a nadie mejor dotado que él para ser el rey de las aves, pero que lo afectaba el hecho de que no tuviera voz. El cuervo, para demostrarle a la zorra que no le faltaba la voz, soltó la carne para lanzar con orgullo fuertes gritos. La zorra, sin perder tiempo, rápidamente cogió la carne y le dijo: -- Amigo cuervo, si además de vanidad tuvieras entendimiento, nada más te faltaría realmente para ser el rey de las aves. Cuando te adulen, es cuando con más razón debes cuidar de tus bienes. Si tienes una necesidad inmediata, de nada te servirá pensar satisfacerla con cosas inalcanzables. Si intentas entrar a terrenos desconocidos, toma primero las precauciones debidas, no vayas a ser derrotado por lo que no conoces. Antes de decidir unirte a una campaña, mide primero la capacidad de los posibles adversarios. Nunca le pidas lecciones a los tramposos, pues tú mismo serás el tema de la lección.
– Las zorras, las águilas y las liebres. Cierto día las águilas se declararon en guerra contra las liebres. Fueron entonces éstas a pedirle ayuda a las zorras. Pero ellas les contestaron: -- Las hubiéramos ayudado si no supiéramos quienes son ustedes y si tampoco supiéramos contra quienes luchan. Antes de decidir unirte a una campaña, mide primero la capacidad de los posibles adversarios. Cuando te adulen, es cuando con más razón debes cuidar de tus bienes. Si tienes una necesidad inmediata, de nada te servirá pensar satisfacerla con cosas inalcanzables. Nunca le pidas lecciones a los tramposos, pues tú mismo serás el tema de la lección. No midas el valor de las cosas por su cantidad, sino por su virtud.
La zorra y la liebre. Dijo un día una liebre a una zorra: -- ¿Podrías decirme si realmente es cierto que tienes muchas ganancias, y por qué te llaman la "ganadora"? -- Si quieres saberlo -- contestó la zorra --, te invito a cenar conmigo. Aceptó la liebre y la siguió; pero al llegar a casa de doña zorra vio que no había más cena que la misma liebre. Entonces dijo la liebre: -- ¡Al fin comprendo para mi desgracia de donde viene tu nombre: no es de tus trabajos, sino de tus engaños! Nunca le pidas lecciones a los tramposos, pues tú mismo serás el tema de la lección. Antes de decidir unirte a una campaña, mide primero la capacidad de los posibles adversarios. Cuando te adulen, es cuando con más razón debes cuidar de tus bienes. No midas el valor de las cosas por su cantidad, sino por su virtud. Siempre advierte a tiempo los indicios del peligro, y así evitarás que te dañe.
La zorra y la leona. Reprochaba una zorra a una leona el hecho de que siempre sólo pariese a un pequeñuelo. Y le contestó la leona: -- Sí, uno solo, tienes razón, ¡ pero un señor león! No midas el valor de las cosas por su cantidad, sino por su virtud. Nunca le pidas lecciones a los tramposos, pues tú mismo serás el tema de la lección. Antes de decidir unirte a una campaña, mide primero la capacidad de los posibles adversarios. Siempre advierte a tiempo los indicios del peligro, y así evitarás que te dañe. Por empeñarnos en no querer compartir, podemos perderlo todo.
La zorra y el león anciano. Un anciano león, incapaz ya de obtener por su propia fuerza la comida, decidió hacerlo usando la astucia. Para ello se dirigió a una cueva y se tendió en el suelo, gimiendo y fingiendo que estaba enfermo. De este modo, cuando los otros animales pasaban para visitarle, los atrapaba inmediatamente para su comida. Habían llegado y perecido ya bastantes animales, cuando la zorra, adivinando cuál era su ardid, se presentó también, y deteniéndose a prudente distancia de la caverna, preguntó al león cómo le iba con su salud. -- Claro que hubiera entrado -- le dijo la zorra -- si no viera que todas las huellas entran, pero no hay ninguna que llegara a salir. Siempre advierte a tiempo los indicios del peligro, y así evitarás que te dañe. Por empeñarnos en no querer compartir, podemos perderlo todo Al tratar de emprender una acción, analiza primero las consecuencias de ella. No midas el valor de las cosas por su cantidad, sino por su virtud. Nunca le pidas lecciones a los tramposos, pues tú mismo serás el tema de la lección.
– La zorra, el oso y el león. Habiendo encontrado un león y un oso al mismo tiempo a un cervatillo, se retaron en combate a ver cual de los dos se quedaba con la presa. Una zorra que por allí pasaba, viéndolos extenuados por la lucha y con el cervatillo al medio, se apoderó de éste y corrió pasando tranquilamente entre ellos. Y tanto el oso como el león, agotados y sin fuerzas para levantarse, murmuraron: -- ¡Desdichados nosotros! ¡Tanto esfuerzo y tanta lucha hicimos para que todo quedara para la zorra! Por empeñarnos en no querer compartir, podemos perderlo todo. Siempre advierte a tiempo los indicios del peligro, y así evitarás que te dañe. No midas el valor de las cosas por su cantidad, sino por su virtud. Al tratar de emprender una acción, analiza primero las consecuencias de ella. Si tienes la oportunidad de mejorar tu posición, no la rechaces.
– Las ranas y el pantano seco. Vivían dos ranas en un bello pantano, pero llegó el verano y se secó, por lo cual lo abandonaron para buscar otro con agua. Hallaron en su camino un profundo pozo repleto de agua, y al verlo, dijo una rana a la otra: -- Amiga, bajemos las dos a este pozo. -- Pero, y si también se secara el agua de este pozo, -- repuso la compañera --, ¿Cómo crees que subiremos entonces? Al tratar de emprender una acción, analiza primero las consecuencias de ella. Al tratar de emprender una acción, analiza primero las consecuencias de ella. Por empeñarnos en no querer compartir, podemos perderlo todo Siempre advierte a tiempo los indicios del peligro, y así evitarás que te dañe. Si tienes la oportunidad de mejorar tu posición, no la rechaces. A la hora de elegir los gobernantes, es mejor escoger a uno sencillo y honesto, en vez de a uno muy emprendedor pero malvado o corrupto.
La rana del pantano y la rana del camino. Vivía una rana felizmente en un pantano profundo, alejado del camino, mientras su vecina vivía muy orgullosa en una charca al centro del camino. La del pantano le insistía a su amiga que se fuera a vivir al lado de ella, alejada del camino; que allí estaría mejor y más segura. Pero no se dejó convencer, diciendo que le era muy difícil abandonar una morada donde ya estaba establecida y satisfecha. Y sucedió que un día pasó por el camino, sobre la charca, un carretón, y aplastó a la pobre rana que no quiso aceptar el mudarse. Si tienes la oportunidad de mejorar tu posición, no la rechaces. Al tratar de emprender una acción, analiza primero las consecuencias de ella. Por empeñarnos en no querer compartir, podemos perderlo todo. A la hora de elegir los gobernantes, es mejor escoger a uno sencillo y honesto, en vez de a uno muy emprendedor pero malvado o corrupto. Nunca proclames ser lo que no puedes demostrar con el ejemplo.
Las ranas pidiendo rey Cansadas las ranas del propio desorden y anarquía en que vivían, mandaron una delegación a Zeus para que les enviara un rey. Zeus, atendiendo su petición, les envió un grueso leño a su charca. Espantadas las ranas por el ruido que hizo el leño al caer, se escondieron donde mejor pudieron. Por fin, viendo que el leño no se movía más, fueron saliendo a la superficie y dada la quietud que predominaba, empezaron a sentir tan grande desprecio por el nuevo rey, que brincaban sobre él y se le sentaban encima, burlándose sin descanso. Y así, sintiéndose humilladas por tener de monarca a un simple madero, volvieron donde Zeus, pidiéndole que les cambiara al rey, pues éste era demasiado tranquilo. Indignado Zeus, les mandó una activa serpiente de agua que, una a una, las atrapó y devoró a todas sin compasión. A la hora de elegir los gobernantes, es mejor escoger a uno sencillo y honesto, en vez de a uno muy emprendedor pero malvado o corrupto. Si tienes la oportunidad de mejorar tu posición, no la rechaces. Al tratar de emprender una acción, analiza primero las consecuencias de ella. Nunca proclames ser lo que no puedes demostrar con el ejemplo. Quien mucho habla, poco es lo que dice.
– La rana que decía ser médico y la zorra. Gritaba un día una rana desde su pantano a los demás animales: -- ¡Soy médico y conozco muy bien todos los remedios para todos los males! La oyó una zorra y le reclamó: -- ¿Cómo te atreves a anunciar ayudar a los demás, cuando tú misma cojeas y no te sabes curar? Nunca proclames ser lo que no puedes demostrar con el ejemplo. A la hora de elegir los gobernantes, es mejor escoger a uno sencillo y honesto, en vez de a uno muy emprendedor pero malvado o corrupto. Si tienes la oportunidad de mejorar tu posición, no la rechaces. Quien mucho habla, poco es lo que dice. Cuando busques una solución, ten presente que al encontrarla, ésta a su vez puede convertirse en el siguiente problema.
La rana gritona y el león. Oyó una vez un león el croar de una rana, y se volvió hacia donde venía el sonido, pensando que era de algún animal muy importante. Esperó y observó con atención un tiempo, y cuando vio a la rana que salía del pantano, se le acercó y la aplastó diciendo: -- ¡Tú, tan pequeña y lanzando esos tremendos gritos! Quien mucho habla, poco es lo que dice. Nunca proclames ser lo que no puedes demostrar con el ejemplo. A la hora de elegir los gobernantes, es mejor escoger a uno sencillo y honesto, en vez de a uno muy emprendedor pero malvado o corrupto. Cuando busques una solución, ten presente que al encontrarla, ésta a su vez puede convertirse en el siguiente problema. Si permites que deshagan tu unidad con los tuyos, más fácil será que te dañen.
– El león y el boyero. Un boyero que apacentaba un hato de bueyes perdió un ternero. Lo buscó, recorriendo los alrededores sin encontrarlo. Entonces prometió a Zeus sacrificarle un cabrito si descrubría quien se lo había robado. Entró de inmediato al bosque y vio a un león comiéndose al ternero. Levantó aterrado las manos al cielo gritando: -- ¡Oh grandioso Zeus, antes te prometí inmolarte un cabrito si encontraba al ladrón; pero ahora te prometo sacrificar un toro si consigo no caer en las garras del ladrón! Cuando busques una solución, ten presente que al encontrarla, ésta a su vez puede convertirse en el siguiente problema. Quien mucho habla, poco es lo que dice. Nunca proclames ser lo que no puedes demostrar con el ejemplo. Si permites que deshagan tu unidad con los tuyos, más fácil será que te dañen. No importa que tan grandes sean los éxitos en tu vida, cuida siempre que la dicha por haber obtenido uno de ellos, no lo arruine todo.
El león y los tres bueyes. Pastaban juntos siempre tres bueyes. Un león quería devorarlos, pero el estar juntos los tres bueyes le impedía hacerlo, pues el luchar contra los tres a la vez lo ponía en desventaja. Entonces con astucia recurrió a enojarlos entre sí con pérfidas patrañas, separándolos a unos de los otros. Y así, al no estar ya unidos, los devoró tranquilamente, uno a uno. Si permites que deshagan tu unidad con los tuyos, más fácil será que te dañen. Cuando busques una solución, ten presente que al encontrarla, ésta a su vez puede convertirse en el siguiente problema. Quien mucho habla, poco es lo que dice. No importa que tan grandes sean los éxitos en tu vida, cuida siempre que la dicha por haber obtenido uno de ellos, no lo arruine todo. Cuando en un Estado se practica la justicia, los humildes pueden vivir tranquilos..., pero no deben atenerse.
El león y el mosquito volador. Un mosquito se acercó a un león y le dijo: -- No te temo, y además, no eres más fuerte que yo. Si crees lo contrario, demuéstramelo. ¿Que arañas con tus garras y muerdes con tus dientes? ¡Eso también lo hace una mujer defendiéndose de un ladrón! Yo soy más fuerte que tú, y si quieres, ahora mismo te desafío a combate. Y haciendo sonar su zumbido, cayó el mosquito sobre el león, picándole repetidamente alrededor de la nariz, donde no tiene pelo. El león empezó a arañarse con sus propias garras, hasta que renunció al combate. El mosquito victorioso hizo sonar de nuevo su zumbido; y sin darse cuenta, de tanta alegría, fue a enredarse en una tela de araña. Al tiempo que era devorado por la araña, se lamentaba que él, que luchaba contra los más poderosos venciéndolos, fuese a perecer a manos de un insignificante animal, la araña. No importa que tan grandes sean los éxitos en tu vida, cuida siempre que la dicha por haber obtenido uno de ellos, no lo arruine todo. Si permites que deshagan tu unidad con los tuyos, más fácil será que te dañen. Cuando busques una solución, ten presente que al encontrarla, ésta a su vez puede convertirse en el siguiente problema. Cuando en un Estado se practica la justicia, los humildes pueden vivir tranquilos..., pero no deben atenerse. Si te metes a competir con los más poderosos, prepárate antes muy bien. De lo contrario saldrás malherido de la contienda.
El buen rey león. Había un león que no era enojoso, ni cruel, ni violento, sino tratable y justo como una buena criatura, que llegó a ser el rey. La tímida liebre dijo entonces: -- He anhelado ardorosamente ver llegar este día, a fin de que los débiles seamos respetados con justicia por los más fuertes. E inmediatamente corrió lo mejor que pudo. Cuando en un Estado se practica la justicia, los humildes pueden vivir tranquilos..., pero no deben atenerse. No importa que tan grandes sean los éxitos en tu vida, cuida siempre que la dicha por haber obtenido uno de ellos, no lo arruine todo. Si permites que deshagan tu unidad con los tuyos, más fácil será que te dañen. Si te metes a competir con los más poderosos, prepárate antes muy bien. De lo contrario saldrás malherido de la contienda. Nunca te fíes demasiado como para despojarte de tus propias defensas, pues fácilmente serás vencido por los que antes te respetaban.
El león apresado por el labrador. Entró un león en la cuadra de un labrador, y éste, queriendo cogerlo, cerró la puerta. El león, al ver que no podía salir, empezó a devorar primero a los carneros, y luego a los bueyes. Entonces el labrador, temiendo por su propia vida, abrió la puerta. Se fue el león, y la esposa del labrador, al oírlo quejarse le dijo: -- Tienes lo que buscaste, pues ¿por qué has tratado de encerrar a una fiera que más bien debías de mantener alejada? Si te metes a competir con los más poderosos, prepárate antes muy bien. De lo contrario saldrás malherido de la contienda. Cuando en un Estado se practica la justicia, los humildes pueden vivir tranquilos..., pero no deben atenerse. No importa que tan grandes sean los éxitos en tu vida, cuida siempre que la dicha por haber obtenido uno de ellos, no lo arruine todo. Nunca te fíes demasiado como para despojarte de tus propias defensas, pues fácilmente serás vencido por los que antes te respetaban. Nunca permitas que el ansia de honores perturbe tu buen juicio, para que no seas atrapado por el peligro.
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