Cuestiones
ayuda
option
Mi Daypo

TEST BORRADO, QUIZÁS LE INTERESECOMPRENSIÓN LECTOR 8

COMENTARIOS ESTADÍSTICAS RÉCORDS
REALIZAR TEST
Título del test:
COMPRENSIÓN LECTOR 8

Descripción:
CIEN AÑOS DE SOLEDAD

Autor:
AVATAR
LIC . JORGE CASTILLO
(Otros tests del mismo autor)


Fecha de Creación:
07/01/2020

Categoría:
Letras

Número preguntas: 18
Comparte el test:
Facebook
Twitter
Whatsapp
Comparte el test:
Facebook
Twitter
Whatsapp
Últimos Comentarios
No hay ningún comentario sobre este test.
Temario:
COLEGIO " FEDERICO ENGELS" Nombre................................................Curso..................................fecha................... Lic. Jorge Castillo. Cien años de soledad Gabriel García Márquez I Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas,blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarías con el dedo. Todos los años, por el mes de marzo, una familia de gitanos desarrapados plantaba su carpa cerca de la aldea, y con un grande alboroto de pitos y timbales daban a conocer los nuevos inventos. Primero llevaron el imán. Un gitano corpulento, de barba montaraz y manos de gorrión, que se presentó con el nombre de Melquiades, hizo una truculenta demostración pública de lo que él mismo llamaba la octava maravilla de los sabios alquimistas de Macedonia. Fue de casa en casa arrastrando dos lingotes metálicos, y todo el mundo se espantó al ver que los calderos, las pailas, las tenazas y los anafes se caían de su sitio, y las maderas crujían por la desesperación de los clavos y los tornillos tratando de desenclavarse, y aun los objetos perdidos desde hacía mucho tiempo aparecían por donde más se les había buscado, y se arrastraban en desbandada turbulenta detrás de los fierros mágicos de Melquíades. «Las cosas, tienen vida propia -pregonaba el gitano con áspero acento-, todo es cuestión de despertarles el ánima.» José Arcadio Buendía, cuya desaforada imaginación iba siempre más lejos que el ingenio de la naturaleza, y aun más allá del milagro y la magia, pensó que era posible servirse de aquella invención inútil para desentrañar el oro de la tierra. Melquíades, que era un hombre honrado, le previno: «Para eso no sirve.» Pero José Arcadio Buendía no creía en aquel tiempo en la honradez de los gitanos, así que cambió su mulo y una partida de chivos por los dos lingotes imantados. Úrsula Iguarán, su mujer, que contaba con aquellos animales para ensanchar el desmedrado patrimonio doméstico, no consiguió disuadirlo. «Muy pronto ha de sobrarnos oro para empedrar la casa», replicó su marido. Durante varios meses se empeñó en demostrar el acierto de sus conjeturas. Exploró palmo a palmo la región,inclusive el fondo del río, arrastrando los dos lingotes de hierro y recitando en voz alta el conjuro de Melquíades. Lo único que logró desenterrar fue una armadura del siglo xv con todas sus partes soldadas por un cascote de óxido, cuyo interior tenía la resonancia hueca de un enorme calabazo lleno de piedras. Cuando José Arcadio Buendía y los cuatro hombres de su expedición lograron desarticular la armadura, encontraron dentro un esqueleto calcificado que llevaba colgado en el cuello un relicario de cobre con un rizo de mujer. En marzo volvieron los gitanos. Esta vez llevaban un catalejo y una lupa del tamaño de un tambor, que exhibieron como el último descubrimiento de los judíos de Amsterdam. Sentaron una gitana en un extremo de la aldea e instalaron el catalejo a la entrada de la carpa. Mediante el pago de cinco reales, la gente se asomaba al catalejo y veía a la gitana al alcance de su mano. «La ciencia ha eliminado las distancias», pregonaba Melquíades. «Dentro de poco, el hombre podrá ver lo que ocurre en cualquier lugar de la tierra, sin moverse de su casa.» Un mediodía ardiente hicieron una asombrosa demostración con la lupa gigantesca: pusieron un montón de hierba seca en mitad de la calle y le prendieron fuego mediante la concentración de los rayos solares. José Arcadio Buendía, que aún no acababa de consolarse por el fracaso de sus imanes, concibió la idea de utilizar aquel invento como un arma de guerra. Melquíades, otra vez, trató de disuadirlo. Pero terminó por aceptar los dos lingotes imantados y tres piezas de dinero colonial a cambio de la lupa. Úrsula lloró de consternación. Aquel dinero formaba parte de un cofre de monedas de oro que su padre había acumulado en toda una vida de privaciones, y que ella había enterrado debajo de la cama en espera de una buena ocasión para invertirías. José Arcadio Buendía no trató siquiera de consolarla, entregado por entero a sus experimentos tácticos con la abnegación de un científico y aun a riesgo de su propia vida. Tratando de demostrar los efectos de la lupa en la tropa enemiga, se expuso él mismo a la concentración de los rayos solares y sufrió quemaduras que se convirtieron en úlceras y tardaron mucho tiempo en sanar. Ante las protestas de su mujer, alarmada por tan peligrosa inventiva, estuvo a punto de incendiar la casa. Pasaba largas horas en su cuarto, haciendo cálculos sobre las posibilidades estratégicas de su arma novedosa, hasta que logró componer un manual de una asombrosa claridad didáctica y un poder de convicción irresistible. Lo envió a las autoridades acompañado de numerosos testimonios sobre sus experiencias y de varios pliegos de dibujos explicativos, al cuidado de un mensajero que atravesó la sierra, y se extravió en pantanos desmesurados, remontó ríos tormentosos y estuvo a punto de perecer bajo el azote de las fieras, la desesperación y la peste, antes de conseguir una ruta de enlace con las mulas del correo. A pesar de que el viaje a la capital era en aquel tiempo poco menos que imposible, José Arcadio Buendia prometía intentarlo tan pronto como se lo ordenara el gobierno, con el fin de hacer demostraciones prácticas de su invento ante los poderes militares, y adiestrarlos personalmente en las complicadas artes de la guerra solar. ¿ Quién es al autor de la obra Cien Años de Soledad? Gabriel García Márquez Pablo Neruda Mario Benedeti Julio Cortazar José Saramago.
¿Cómo se llama la aldea de veinte casas de barro y cañabrava ?.
El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarías con el ____.
Todos los años, por el mes de marzo,una familia de gitanos desarrapados plantaba su carpa cerca de la aldea,y con un grande alboroto de pitos y timbales daban a conocer los _____. .
¿Cómo se llamaba el gitano corpulento?.
Melquiades, hizo una truculenta demostración pública de lo que él mismo llamaba la _______ octava maravilla novena maravilla insólita maravilla la maravilla inmortal la maravilla de los dioses.
Fue de casa en casa arrastrando __________, y todo el mundo se espantó al ver que los calderos, las pailas, las tenazas y los anafes se caían de su sitio, y las maderas crujían por la desesperación de los clavos y los tornillos tratando de desenclavarse, y aun los objetos perdidos desde hacía mucho tiempo aparecían por donde más se les había buscado, y se arrastraban en desbandada turbulenta detrás de los fierros mágicos de Melquíades. .
¿Quién tenía una desaforada imaginación? .
Melquíades, que era un hombre ______ honrado. astuto desleal mentiroso austero.
José Arcadio Buendía no creía en aquel tiempo en la honradez de los gitanos,así que cambió ________ por los dos lingotes imantados. su mulo y una partida de chivos su mulo y una partida de ovejas su mulo y una partida de chanchos su mulo y una partida de gallinas su mulo y una partida de gansos .
¿Cómo se llama la mujer de José Arcadio Buendía?.
Lo único que logró desenterrar fue una armadura del siglo xv con todas sus partes soldadas por un cascote de óxido, cuyo interior tenía la resonancia hueca de un enorme calabazo lleno de piedras. armadura del siglo XV armadura del siglo XVI armadura del siglo XVII armadura del siglo XVIII armadura del siglo XIV.
¿Qué encontraron dentro de la armadura?.
En marzo volvieron los gitanos. Esta vez llevaban __________, que exhibieron como el último descubrimiento de los judíos de Amsterdam. un catalejo y una lupa del tamaño de un tambor un binocular y una lupa del tamaño de un tambor un catalejo y una lupa del tamaño de un bombo un catalejo y una lampara del tamaño de un tambor.
Mediante el pago de ______, la gente se asomaba al catalejo y veía a la gitana al alcance de su mano. .
¿Quién pregonaba «La ciencia ha eliminado las distancias».
José Arcadio Buendía, que aún no acababa de consolarse por el fracaso de sus imanes, concibió la idea de _________. utilizar aquel invento como un arma de guerra. utilizar aquel invento como una herramienta de trabajo . utilizar aquel invento como un juguete para los niños. utilizar aquel invento como un arma de defensa.
Tratando de demostrar los efectos de la lupa en la tropa enemiga, se expuso él mismo a la concentración de los rayos solares y sufrió ____________ y tardaron mucho tiempo en sanar. quemaduras que se convirtieron en úlceras quemaduras que se convirtieron en llagas quemaduras que se convirtieron en hemorragias quemaduras que se convirtieron en cicatrices .
Denunciar test Consentimiento Condiciones de uso