option
Cuestiones
ayuda
daypo
buscar.php

TALLER DE LECTURA, REDACCIÓN Y LITERATURA

COMENTARIOS ESTADÍSTICAS RÉCORDS
REALIZAR TEST
Título del Test:
TALLER DE LECTURA, REDACCIÓN Y LITERATURA

Descripción:
LECTURA, ORTOGRAFÍA, LITERATURA

Fecha de Creación: 2009/05/31

Categoría: Letras

Número Preguntas: 35

Valoración:(54)
COMPARTE EL TEST
Nuevo ComentarioNuevo Comentario
Comentarios
NO HAY REGISTROS
Temario:

LEE EN SILENCIO EL SIGUIENTE FRAGMENTO DE "LA ODISEA" DE HOMERO. POSTERIORMENTE, SELECCIONA LA RESPUESTA CORRECTA A CADA UNA DE LAS CUESTIONES QUE SE PRESENTAN. ODISEA Apenas el sol se puso y sobrevino la oscuridad, Circe me cogió de la mano, me hizo sentar separadamente de los compañeros y, acomodándose cerca de mí, me preguntó cuanto me había ocurrido; y yo se lo conté por su orden. Entonces me dijo estas palabras: -Oye ahora lo que voy a decir y un dios en persona te lo recordará más tarde: llegarás primero a las sirenas, que encantan a cuantos hombres van a su encuentro. Aquel que imprudentemente se acerca a ellas y oye su voz, ya no vuelve a ver a su esposa ni a sus hijos rodeándole, llenos de júbilo, cuando torna a su hogar; las sirenas le hechizan con el sonoro canto, sentadas en una pradera en el centro de un enorme montón de huesos de hombres putrefactos cuya piel se va consumiendo. Pasa de largo y tapa las orejas de tus compañeros con cera blanca, mas si tú deseas oírlas, haz que te aten los pies y manos a la parte inferior del mástil, y que las sogas se liguen a él: así podrás deleitarte escuchando a las sirenas. Y en caso de que supliques o mandes a los compañeros que te suelten, atente con más lazos todavía. Así dijo; y al punto apareció la Aurora, de áureo trono. La divina entre las diosas se internó en la isla, y yo, encaminándome al bajel, ordené a mis compañeros que subieran a la nave y desataran las amarras. Embarcáronse acto seguido y, sentándose por orden en los bancos, comenzaron a batir con los remos el espumoso mar. Por detrás de la nave de azulada proa soplaba próspero viento que henchía la vela; buen compañero que nos mandó Circe, la de lindas trenzas, deidad poderosa, dotada de voz. Colocados los aparejos cada uno en su sitio, nos sentamos en la nave, que era conducida por el viento y el piloto. Entonces alcé la voz a mis compañeros, con el corazón triste, y les hablé de este modo: -¡Oh amigos! No conviene que sean únicamente uno o dos quienes conozcan los vaticinios que me reveló Circe, la divina entre las diosas; y os los voy a contar para que, sabedores de ellos, o muramos o nos salvemos, librándonos de la Parca. Nos ordena lo primero rehuir la voz de las divinales sirenas y el florido prado en que éstas habitan. Sólo yo debo oírlas; pero atadme con fuertes lazos, en pie y arrimado a la parte inferior del mástil para que me esté allí sin moverme. Y en el caso de que os ruegue o mande que me soltéis, atadme con más lazos todavía. Mientras hablaba, la nave llegó muy presto a la isla de las sirenas, pues la empujaba un viento favorable. Desde aquel instante echose el viento y reinó sosegada calma, pues algún numen adormeció las olas. Levantáronse mis compañeros, amainaron las velas y pusiérolas en la nave; y, habiéndose sentado nuevamente en los bancos, emblanquecían el agua, agitándola con los remos de pulimentado abeto. Tomé al instante un gran pan de cera y lo partí con el agudo bronce en pedacitos, que me puse luego a apretar con mis robustas manos. Pronto se calentó la cera, porque hubo de ceder a la gran fuerza y a los rayos del soberano Sol, y fui tapando con ella los oídos de todos los compañeros. Atáronme éstos en la nave, de pies y manos, derecho y arrimado a la parte inferior del mástil; ligaron las sogas al mismo; y, sentándose en los bancos, tornaron a batir con los remos el espumoso mar. Hicimos andar la nave muy rápidamente, y, al hallarnos tan cerca de la orilla que allá pudieran llegar nuestras voces, no les pasó inadvertido a las sirenas que la ligera embarcación navegaba a poca distancia y empezaron un sonoro canto. -¡Ea, célebre Odiseo, gloria insigne de los aqueos! Acércate y detén la nave para que oigas nuestra voz. Nadie ha pasado en su negro bajel sin que oyera la suave voz que fluye de nuestra boca, sino que se van todos, después de recrearse con ella, sabiendo más que antes, pues sabemos cuántas fatigas padecieron en la vasta Troya griegos y troyanos por la voluntad de los dioses, y conocemos también todo cuánto ocurre en la fértil tierra. Esto dijeron con su hermosa voz. Sintióse mi corazón con ganas de oírlas, y moví las cejas, mandando a los compañeros que me desatasen; pero todos se inclinaron y se pusieron a remar. Y, levantándose al punto Perimedes y Euríloco, atáronme con nuevos lazos, que me sujetaban más reciamente. Cuando dejamos atrás las sirenas y ni su voz ni su canto se oían ya, quitáronse mis fieles compañeros la cera con que había yo tapado sus oídos y me soltaron las ligaduras. HOMERO. ¿Quién le enseñó a Ulises cómo librarse de las sirenas?. La diosa Parca. La Aurora. La diosa Circe. Homero.

¿Qué hacían las sirenas con los hombres que se acercaban?. Los mataban. Los dormían. Los alimentaban. Los encantaban.

¿Qué medios usaban las sirenas para hechizar?. Un sonoro canto. Su conversación. Su amor. Sus gritos.

¿Qué tenía que hacer Ulises con los marineros?. Atarlos a un mástil. Taparles los ojos. Taparles los oídos con cera. Regresarlos a la isla.

¿Cómo debía estar Ulises?. Con las orejas tapadas de cera blanca. Con los ojos tapados. Conduciendo el timón. Atado a la parte inferior del mástil.

¿Con qué les premió Circe?. Con un mar en calma. Con hermosas sirenas. Con un viento favorable. Con una mañana espléndida.

Los marineros no debían oír a las sirenas ni. Comer lo que les dieran. Pisar el florido prado en que las sirenas habitan. Dejarse invitar por ellas. Dejarse guiar por ellas a la isla.

¿Qué pidieron las sirenas a Ulises?. Que detuviera la nave. Que subieran a la isla. Que matara a los marineros. Que comieran lo que les ofrecían.

¿Quién ató de nuevo a Ulises?. La diosa Circe. La diosa Parca. Perimedes y Euríloco. Homero.

¿Detuvieron la nave para oír a las sirenas?. Sí. No. No se sabe. Un poco.

En un lugar de la _ancha. m. M. s. S.

de cuyo nom_re no quiero acordarme. b. B. v. V.

vivió hace mucho tiempo un _idalgo alto y seco de carnes. sin hache. h. H. I.

que ronda_a los cincuenta años. V. v. B. b.

y tenía fama de hom_re bueno. V. v. B. b.

y que llevaba una vida modesta y sin lu_os,. g. j. h. z.

aunque en su casa nunca falta_a la comida. v. w. s. b.

ni unas buenas cal_as de terciopelo. s. z. c. b.

que lucir los d_as de fiesta. i. í. m. n.

Don Alonso vi_ía con una criada. b. v. B. V.

UNE CORRECTAMENTE CON LÍNEAS LAS OBRAS CON SUS AUTORES. El Caballero de la Armadura Oxidada. El Gigante Egoista. La Sirenita. El Fantasma de Canterville.

UNE CORRECTAMENTE CON LÍNEAS LAS OBRAS CON SUS AUTORES. Como Agua para Chocolate. Aura. El Laberinto de la Soledad.

UNE CORRECTAMENTE CON LÍNEAS LAS OBRAS CON SUS AUTORES. Don Quijote de la Mancha. El Caballero de la Armadura Oxidada. El Principito.

Toda la angustiosa tensión que nos habita se expresa en una frase que nos viene a la boca cuando la cólera, la alegría o el entusiasmo nos llevan a exaltar nuestra condición de mexicanos: ¡Viva México, hijos de la Ching ...! Verdadero grito de guerra, cargado de una electricidad particular, esta frase es un reto y una afirmación, un disparo, dirigido contra un enemigo imaginario, y una explosión en el aire. Aura. Don Quijote. El Laberinto de la Soledad. Como Agua para Chocolate.

Era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro, gran madrugador y amigo de la caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada, o Quesada, que en esto hay alguna diferencia en los autores que de este caso escriben, aunque por conjeturas verosímiles se deja entender que se llamaba Quejana. Aura. Don Quijote de la Mancha. El Laberinto de la Soledad. Como Agua para Chocolate.

La cebolla tiene que estar finamente picada. Les sugiero ponerse un pequeño trozo de cebolla en la mollera con el fin de evitar el molesto lagrimeo que se produce cuando uno la está cortando. Lo malo de llorar cuando uno pica cebolla no es el simple hecho de llorar, sino que a veces uno empieza, como quien dice, se pica, y ya no puede parar. Aura. Don Quijote de la Mancha. El Laberinto de la Soledad. Como Agua para Chocolate.

Caminas, esta vez con asco, hacia ese arcón alrededor del cual pululan las ratas, asoman sus ojillos brillantes entre las tablas podridas del piso, corretean hacia los hoyos abiertos en el muro escarapelado. Abres el arcón y retiras la segunda colección de papeles. Regresas al pie de la cama; la señora Consuelo acaricia a su conejo blanco. Aura. Don Quijote de la Mancha. El Laberinto de la Soledad. Como Agua para Chocolate.

A partir de ese momento, fuera de sí mismo, nunca más culparía a nada ni a nadie de todos los errores y desgracias. El reconocimiento de que él era la causa, no el efecto, le dio una nueva sensación de poder. Ya no tenía miedo. El Gigante Egoista. El Principito. La Sirenita. El Caballero de la Armadura Oxidada.

Sir Simón la sobrevivió nueve años, desapareciendo de repente en circunstancias misteriosísimas. Su cuerpo no se encontró nunca, pero su alma culpable sigue embrujando la casa. La mancha de sangre ha sido muy admirada por los turistas y por otras personas, pero quitarla, imposible. El Fantasma de Canterville. El Principito. La Sirenita. El Caballero de la Armadura Oxidada.

Si alguien ama a una flor de la que sólo existe un ejemplar en millones y millones de estrellas, basta que las mire para ser dichoso. Puede decir satisfecho: "Mi flor está allí, en alguna parte" ¡Pero si el cordero se la come, para él es como si de pronto todas las estrellas se apagaran! ¡Y esto no es importante!. El Principito. El Gigante Egoista. La Sirenita. El Caballero de la Armadura Oxidada.

ANOCHE, CUANDO DORMÍA Anoche, cuando dormía, soñé, ¡bendita ilusión!, que una fontana fluía dentro de mi corazón. Di, ¿por qué acequia escondida, agua, vienes hasta mí, manantial de nueva vida en donde nunca bebí? Anoche, cuando dormía, soñé, ¡bendita ilusión!, que una colmena tenía dentro de mi corazón; y las doradas abejas iban fabricando en él, con sus amarguras viejas, blanca cera y dulce miel. Anoche, cuando dormía, soñé, ¡bendita ilusión!, que un ardiente Sol lucía dentro de mi corazón. Anoche, cuando dormía, soñé, ¡bendita ilusión!, que era Dios lo que tenía dentro de mi corazón. Antonio Machado. ¿Cuándo ocurrió la acción que narra el poema?. Hace mucho tiempo, es un recuerdo antiguo. A la hora de la siesta. La noche pasada, cuando estaba durmiendo. No se puede saber.

Señala la frase correcta. El poeta acostumbraba a beber agua de ese manantial. El poeta nunca ha bebido agua de él. Ha bebido agua muchas veces agua en ese manantial. El poeta bebe alguna vez ese agua pero no habitualmente.

¿Qué sueño dice haber sentido el poeta en esta estrofa?. Una colmena dentro de su corazón. Golondrinas volando alrededor suyo. Un gran amor hacia su dama. Un sentimiento de dolor.

¿Qué es lo que siente el poeta en esta quinta estrofa?. Una pena profunda. La ardiente luz del Sol en su corazón. La tristeza por la despedida de un ser querido. Un gran amor que se ha ido.

¿Cómo resume el poeta todas aquellas sensaciones?. Se sentía dotado de una inmensa sabiduría. Se sentía animado a hacer cosas grandes. Sentía en sí mismo la presencia de Dios. Un gran amor que se ha ido.

Denunciar Test