Según la Asociación Americana de Pediatría (AAP) la terapia cognitivo conductual es la opción terapéutica que cuenta con "Mejor apoyo científico" (Nivel 1) en el ámbito infantil, a excepción de los casos de: Manía, suicidio y abuso de sustancias Ansiedad y conductas de evitación Atención y conductas hiperactivas. Normalmente los padres deciden consultar con expertos los problemas de sus hijos: Cuando los síntomas suponen una manifestación extrema de una conducta normal Sólo cuando el niño se queja de sus problemas Desde los primeros síntomas de alteración en su comportamiento. La terapia cognitivo conductual debe ser la primera elección terapéutica en el tratamiento de los trastornos de ansiedad infantil. Su eficacia ha sido probada cuando se aplica: Tanto a nivel individual como grupal A nivel grupal A nivel individual. Según Méndez, Olivares y Sánchez-Meca (2002) un buen número de menores con problemas de salud mental no reciben tratamiento alguno en los servicios especializados, situación que afecta a: 4 de cada 5 niños que necesitan tratamiento 1 de cada 4 niños que necesitan tratamiento 2 de cada 10 de niños que necesitan tratamiento. El progreso científico alcanzado en el ámbito de las terapias infantiles ha permitido, entro otros logros: Hacer hincapié en el funcionamiento psicológico y conductual propio de los menores que reciben tratamiento Resaltar el funcionamiento psicológico similar de niños y adultos Aceptar la concepción de los niños como adultos en miniatura. Según la propuesta de la Asociación Americana de Pediatría (AAP) las intervenciones que carecen de evidencia científica son los que se clasifican en el Nivel: 5 1 0. Según la propuesta de la Asociación Americana de Pediatría (AAP) los tratamientos considerados con Mejor apoyo científico son los que se clasifican en el Nivel: 1 0 5. Las intervenciones terapéuticas en la infancia se encuentran mediatizadas por factores como: La influencia del desarrollo evolutivo en el comportamiento infantil El papel de los padres como pacientes La escasa determinación ambiental del comportamiento infantil. La influencia que las variables evolutivas ejercen en las terapias infantiles viene dada por los cambios significativos que se producen: Entre otros, a nivel cognitivo y en el razonamiento moral Básicamente en las interacciones sociales Sólo a nivel biológico. En general, la conducta infantil suele: Variar según la situación Ser constante con independencia de la situación en que se da Depender del carácter del niño y no de la situación. Cuando los padres inicialmente consultan sobre un problema de su hijo suelen: Asimilar la concepción que tienen del menor con el problema que les lleva a consulta Recurrir a descripciones precisas de los problemas del menor Saber identificar en términos comportamentales el problema del niño. Entre las variables que pueden ayudar a predecir la respuesta al tratamiento pueden señalarse: Las dos respuestas anteriores son correctas La resistencia a la intervención terapéutica El apoyo social. En el estudio de la relación terapéutica, tanto las revisiones cualitativas como los resultados de los meta-análisis ponen de manifiesto que la influencia de dicha relación en los tratamientos infantiles: Es comparable a la que se observa en los estudios con pacientes adultos No ha sido estudiada en ámbito infanto-juvenil Es completamente diferente a la encontrada en estudios con pacientes adultos. En los primeros años del niño es determinante el control ambiental sobre el comportamiento infantil por lo que son más efectivos los programas basados en: Control de contingencias Entrenamiento en habilidades sociales Estrategias cognitivas. En el comportamiento infantil, la especificidad situacional: Es mayor cuanto menor es la edad del niño Es mayor cuanto mayor es la edad del niño No guarda relación con la edad del niño. Entre los indicadores relevantes que señalan el avance experimentado en las últimas décadas por las terapias administradas a niños y adolescentes puede señalarse: Las dos respuestas anteriores son correctas El rigor metodológico de las investigaciones realizadas La identificación de los tratamientos empíricamente validados. Las intervenciones terapéuticas en la infancia se encuentran mediatizadas por factores como: Las dos respuestas anteriores son correctas El papel del menor como paciente La singularidad que confiere la influencia del desarrollo evolutivo al comportamiento infantil. En general, la conducta infantil suele Variar según la situación Ser constante con independencia de la situación en que se da Depender del carácter del niño y no de la situación. En los casos en que las alteraciones infantiles han ocasionado ya quejas reiteradas, cuando el terapeuta pregunta al menor por el motivo de consulta éste suele aludir a: Las consecuencias de sus problemas Su malestar Su preocupación por tales quejas. Una variable relacionada con la resistencia al tratamiento es la aceptación del tratamiento. En este sentido: Cuanta más información tienen los padres del problema del niño, más favorables se muestran a aceptar distintas formas de intervención La aceptación del tratamiento por parte de los padres no correlaciona con la mejora del niño Los padres suelen aceptar más fácilmente las intervenciones que se centran en disminuir los comportamientos negativos que aquellos que se centran en aumentar los positivos. El análisis funcional de conducta, proporciona la formulación del caso. Para una realización adecuada se recomienda seguir una plantilla propuesta por Maruish (2002), que incluye, entre otras, las siguientes guías: Las dos respuestas anteriores son correctas Determinar la forma de intervención más adecuada Determinar la naturaleza de cada problema en cuanto a origen, factores de mantenimiento y consecuencias. Cuando en las primeras sesiones el terapeuta pregunta al niño por el motivo de consulta éste suele: Responder que ignora las razones Usar argumentos relativos a su preocupación personal Usar argumentos relativos a su malestar. En relación con la eficacia de las intervenciones terapéuticas en la infancia, según la APA, la aplicación de tratamientos que no están apoyados empíricamente, en comparación con la práctica basada en la evidencia empírica: Conlleva un riesgo más elevado de fracaso terapéutico Se asocia a un curso menos prolongado del trastorno Suele conllevar una disminución en la severidad de los síntomas. En relación con la eficacia de las intervenciones terapéuticas en la infancia, tanto la Asociación Americana de Pediatría (AAP) como la Asociación Americana de Psicología (APA) coinciden en los trastornos que disponen de tratamientos con evidencia científica, a excepción de un trastorno no incluido en el listado de la AAP, que es el: Trastorno bipolar Abuso de sustancias Trastorno de estrés post-traumático. En el comportamiento infantil, la especificidad situacional Es más destacada cuanto menor es la edad del niño Es más destacada cuanto mayor es la edad del niño No guarda relación con la edad del niño. Entre los obstáculos y limitaciones de las intervenciones terapéuticas infantiles, durante la intervención se encuentra, entre otros: Las dos alternativas anteriores son verdaderas La impaciencia por el retraso en apreciar mejoría significativa en el comportamiento del niño Dudas sobre la continuidad del tratamiento por parte de los padres.
