La mariquita Catarina
Las alas delanteras de la mariquita Catarina eran de un color rojo intenso con siete brillantes puntos negros. Sus dos alas posteriores eran muy delicadas y de un marrón suave y transparente a juego con el color de su abdomen. No temía ser vista pues sabía que los insectos con tonos rojizos y negros son frecuentemente venenosos y las aves evitan comerlos.
Un día, estando posada en un rosal, se le acercó una abeja que andaba recolectando polen.
- ¿Verdad que yo soy la mariquita más hermosa de todas cuantas hay?
- Sí. En verdad eres hermosa y aún lo serías más con dos lacitos en tus antenas.
Catarina se fue rápidamente en busca de un caracol que era especialista en la fabricación de lacitos, corbatas y sombreros.
- Quiero un lacito negro para la antena derecha y el otro rojo a juego con mis alas.
Y Catarina con los lacitos colgados de sus antenas, buscó una hoja de un color verde intenso sobre la que posarse para que su hermoso colorido destacase aún más.
- ¿Verdad que no hay ningún insecto tan hermoso como yo? – le dijo a una hormiga que estaba atareada recogiendo azúcar de una fresa.
- Es cierto que eres muy hermosa, pero alguna mariposa he visto aún más hermosa que tú. Quizás con unos zapatitos a juego serías la reina del mundo.
Catarina inmediatamente voló en busca del ciempiés y le encargó tres pares de zapatos: negros para las patas delanteras, marrones para las patas del medio y rojos para las dos patas posteriores que eran las que más se veían al volar.
Era ya principios de invierno cuando, estando posada en una hoja seca de color marrón a juego con sus alas posteriores, vio a un gusano comiendo la última manzana que quedaba en el árbol.
- ¿Verdad que soy el ser más hermoso del mundo?
- Ningún animal hay en el mundo más hermoso que tú. Pero, con el frío del invierno, tus lacitos, tus alas y tus zapatitos perderán color y la próxima primavera ya no tendrán esos tonos tan vivos. Necesitarías un abrigo para resguardar tan hermoso colorido.
La mariquita Catarina se fue al instante en busca de un escarabajo fabricante de abrigos y le compró uno de color negro brillante a juego con sus lacitos que era lo único que quedaría visible de su cuerpo.
Con su nuevo abrigo escaló por el tronco de un manzano en busca de un hueco para pasar el invierno. Y cuando ya estaba cerca de uno que le parecía apropiado, advirtió que un jilguero hambriento se le aproximaba con mirada amenazadora. La mariquita quiso salir volando pero su abrigo se lo impidió.
- ¡Eh! ¡Que soy una mariquita! – chilló desesperadamente.
Pero el jilguero no la creyó y pensando que era una apetitosa mosca, de un picotazo se la comio. © texto: sergio r. peral
¿Cuántas alas tenía Catarina? Dos Cuatro Siete.
¿De qué color era su abdomen? Marrón Negro Rojo.
¿Por qué no tenía miedo de los depredadores? Era muy valiente Era amiga de las aves Las aves evitan comer mariquitas.
¿Quién le sugirió que se comprase unos lacitos? El caracol La abeja La hormiga.
¿Quién le vendió los lacitos? La abeja El escarabajo El caracol.
¿De qué color era el lacito de su antena izquierda? Negro Rojo Marrón .
¿Quién le sugirió que se comprase unos zapatitos? La hormiga El gusano La abeja.
¿Quién le fabricó los zapatitos? El gusano El cienpies El escarabajo.
¿De qué color eran los zapatos de las patas traseras? Rojos Negros Marrones.
¿Quién le sugirió que se protegiese con un abrigo? El cienpies El escarabajo El gusano.
¿A quién le compró el abrigo? El escarabajo El gusano El jilguero.
¿Qué estaba haciendo la abeja? Recogiendo azúcar Comiendo una manzana Recogiendo polen.
¿Qué estaba haciendo la hormiga? Recogiendo azucar Buscando miel Recogiendo hojas.
¿Qué estaba haciendo el gusano? Comiendo una hoja Comiendo una manzana Descansando.
¿En dónde pensaba pasar el invierno Catarina? Dentro de una manzana En el hueco de un manzano En una rama.
¿Por qué la comió el jilguero? Pensó que era una mosca Les gustaban las mariquitas No se sabe.
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