Etica I B Version 1
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La ética es un tema de nuestro tiempo, al menos como preocupación colectiva ante un mundo que nos cuestiona profundamente. El ser humano tiene la libertad de responder o no a elegir lo mejor para su vida, porque el momento que se le impone o se le obliga, está condicionado a responder a lo que le dicen los demás y no a lo que quiere lograr según sus: Aspiraciones. Conocimientos. Circunstancias. Lo propio del ser humano es atribuir a sus propios actos unos valores que constituyen un lugar fundamental dentro de la comunidad humana, y que precisamente el fin de nuestros actos y el de los demás, constituyen el fin de lo bueno, lo mejor y lo agradable. Es casi unánime considerar a la ética como más amplia que la moral. Desde este supuesto: El actuar correctamente tiene una influencia positiva para determinar el sentido propio de la existencia que parte desde la: Vida. Actividad. Interpretación. Sócrates ha sido considerado desde la antigüedad como el padre de la filosofía moral y en el caso de Aristóteles como el autor de la justicia que en su obra “Ética a Nicómaco”, II manifiesta que: “practicando la justicia nos hacemos justos, practicando la templanza, templados, y practicando la fortaleza, fuertes” (…) Entonces la moral se fundamenta en los principios y la ética se remite al ethos, a la manera de ser que se va adquiriendo: Personalmente. Socialmente. Colectivamente. Llamamos moral al conjunto de valores, ideales y normas de conducta que posee una determinada sociedad y religión. Por lo tanto, el sentido moral es todo aquello que es apreciado con sentido digno en relación a un determinado: Comportamiento. Objetivo. Grupo. Toda persona tiene una innata inspiración de trascender, es decir, hacia lo bueno, lo verdadero y lo hermoso. En este contexto las buenas prácticas o hábitos según “algunos filósofos al referirse a la ética como teoría filosófica, están afirmando que es el estudio que organiza un sistema de saber en orden” al ámbito de la: practica. ciencia. teoria. En la temática de las dimensiones del fenómeno moral se argumenta que el “fenómeno moral y todo conflicto moral profesional, tiene un supuesto previo: que el hombre es un “quién”, es decir, es persona, y una persona dotada de libertad y responsabilidad”. Pero al mismo tiempo se plantea la pregunta “¿qué debo hacer?”, la misma que se ha querido responder desde una visión cientificista, desde un ámbito religioso, reduciendo el problema ético a un problema científico y asociando la moral con la: Creencia religiosa. Vida personal. Actitud de los demás. A lo que se denomina virtud o excelencia, los griegos le llamaban “areté”. Los valores son las cualidades que posee cada ser humano y las normas los deberes y obligaciones; contrastando con Kant considera tres dimensiones: la praxeológica, la axiológica y la: Deontológica. Ontológica. Epistemológica. Según González, L.(2006) en el texto de Ética en la unidad 4: Principales tipos de Ética indica que “son numerosos los sistemas éticos elaborados a lo largo de la historia; y lo que se estudia es una ética, es decir una determinada teoría de la moralidad”. Por lo tanto, hay que contextualizar los diferentes planteamientos de varios autores frente al estudio de la ética; es decir, una forma de cómo observa cada filósofo y pensador a la moralidad y que la realizan en un tiempo determinado conforme a la época. En el anexo 2 de la guía se clasifica a las teorías de la ética en dos ámbitos: las éticas teleológicas movidas por un fin y las establecidas por el sentido del deber llamadas: Deontológicas. Sociológicas. Utilitaristas. La dignidad de la persona no es consecuencia de su obrar moralmente, sino que, ésta, le es intrínseca al ser humano por el hecho mismo de ser persona. Según Romero y Barbosa (2004) en el anexo 2 expresan que: “La persona podría definirse como “conciencia potestativa” o “potestad conciencial” según la miremos desde su percepción o desde su: Comunicación. Percepción. Conciliación. La Dra. Adela Cortina (2009) en su conferencia impartida en la Universidad Técnica Particular de Loja, enfatizó que los ciudadanos son personas con cualidades y valores, protagonistas, dueños de su propia vida; por lo que deben tener capacidad de juicio, capaces de decidir, de pensar por sí mismos y capaces de dar solución a los problemas desde un ámbito realmente humano. Pero también la persona posee conciencia moral según Rielo (2001) corrobora que en “la actuación del ser humano hay muchos aspectos, debido a esa sicosomaticidad, que atenúan la responsabilidad de acto libre”. Lo que influye propiamente en la valoración del acto: Moral. Subjetivo. Virtuoso. Según Rodríguez, L. (1995) explica tres razones por las cuales no es la mejor forma de enseñar la ética profesional y de concebir una conciencia moral adecuada, las mismas que son: el fenómeno de la akrasía o flaqueza de la voluntad, la virtud atribuida al sentido de valentía y por último se ha advertido la degradación de los oficios y técnicas expresado por: Sócrates. Platón. Aristóteles. Toda persona independientemente de su condición o status social, sus costumbres, su cultura y otros aspectos debe ser considerada y tratada siempre desde su máxima dignidad de persona humana, es decir respetada, a partir de lo más hermoso, lo más digno y humano. Desde este aspecto las profesiones juegan un factor determinante en la “práctica de un trabajo, de un ejercicio dentro de una profesión….” Según lo indica: Kant. Gatti. Rodríguez. Tanto la palabra “profesión” como “vocación” tiene un origen y un significado profundamente religioso, por lo que profesión se define como dedicación o consagración de la propia vida a determinadas actividades mientras que la palabra vocación se refiere al carácter de elección y: Apertura. Llamada. Voluntad. Comprender el bien común de una profesión sería como el “conjunto de aquellas condiciones de la vida social que permiten a los grupos y a cada uno de sus miembros conseguir más plena y fácilmente su propia perfección”. Desde esta situación hay varias características o rasgos que definen a una profesión y una de ellas es precisamente: Consolidar una profesión. Prestar un servicio a la sociedad. Ayudar a los demás profesionales. Bonete, E (2005) en el anexo 1 de la guía afirma que: “la dignidad de toda profesión radica en la mayor conciencia que se posee de servicio a la sociedad”, en este contexto el mismo autor considera que una profesión es una organización capaz de autorregularse a través de un: Decálogo. Código. Instrumento. “Las normas morales de una profesión establecen el comportamiento básico que los miembros de esa profesión deben observar para mantener el buen nombre o la honorabilidad de la profesión”. Desde este enunciado hay que considerar según Hortal (2004) que cada profesión tiene sus propios contextos y cada ética profesional debe tener presente frente a lo que las profesiones están expuestas: la mediatización técnica, económica y: Constitucional. Organizativa. Judicial. Hace años recientes y en la actualidad se menciona universidades de educación humanista o “educación liberal” para designar aquella que se centra en las humanidades como: (Teología, Sociología, Filosofía y Letras). (Historia, filología, filosofía y bellas artes). (Filosofía, Sociales, Teodicea y Música. Hortal (2004) dice que para ser un buen profesional “debe capacitarse continuamente en la utilización de las técnicas que se van renovando y que hay que ser un técnico para ser un buen profesional”. Sin embargo, el problema actual es que se confunde las técnicas o tecnologías como medio y como fin la actividad: Social. Profesional. Intelectual. El mismo Hortal (2004) describe que la mediatización económica de todo profesional normalmente es un asalariado, trabaja por cuenta ajena porque no es dueño de marcar las finalidades de su trabajo. Además hay otras condiciones que influyen en la labor profesional: la viabilidad económica, la obsesión lucrativa y que tanto los empresarios como profesionales pueden sustituir el fin legítimo de una profesión por el: (orgullo, vanidad, poder, estatus). (dinero, prestigio, poder, estatus). (poder, sentimiento, dominio, individualismo). En cuanto a la mediatización organizacional el autor del texto básico Hortal (2004) citado de (Lozano, 1999) dice: “que no basta que haya una actuación ética por parte del profesional y de cada persona que trabaja en la organización”. Por tanto es necesario que exista una ética de la organización pero el ámbito central es generar una: Cultura digna. Cultura moral. Cultura trascendente. La ética general que trata de los aspectos éticos que son válidos para todos en todo momento y circunstancia está la zona intermedia que se denominan éticas aplicadas o éticas especiales, aunque la ética se mueve en el nivel intermedio de las éticas mencionadas, no puede prescindir del todo del nivel de la ética general, fundamental o: Normativa. Axiológica. Básica. El sentido de un buen ejercicio profesional debe partir desde un contexto ético apoyado en la formación humana, académica y técnicamente fundamentada en principios, valores, normas, códigos, pero todo dependerá de la aplicación de las virtudes. Sin embargo, en el texto básico se menciona que el deontologismo plantea los temas éticos en términos de normas y deberes; pero también aparece el teleologismo comunitarista que se plantea en términos de bienes o: Metas. Estatus. Fines. “Los Derechos Humanos forman parte integral de la persona humana, constituyen un elemento intrínseco de la dignidad; es por eso, que los Estados, tienen la obligación de promoverlos, protegerlos, garantizar su ejercicio y ponerlos en vigencia”. Por lo que: “en la cima está: la dignidad humana, valor fundante básico. En el intermedio: Libertad, igualdad, fraternidad, justicia, paz…, valores coadyuvantes. En la base: los derechos humanos, fundados en los anteriores”. En este contexto Hortal (2004) manifiesta que los principios éticos son “aquellos imperativos de tipo general que nos orientan acerca de qué hay de bueno y realizable en unas acciones y de malo y evitable en otras”. Entonces los principios éticos o morales en relación con los derechos no prescriben, ordenan, obligan a realizar actuaciones concretas de forma directa, sino que indican temas que hay que considerar a la hora de formular normas o: Principios morales. Reglas éticas. Reglas morales. Tener claro una diferenciación entre principios y normas es importante decir que los principios son genéricos los mismos que ponen de manifiesto los valores del vivir y actuar; mientras que las normas aplican los principios a situaciones más o menos concretas y: Particulares. Específicas. Genéricas. Las personas desde su máxima dignidad tienen que deliberar que valores son más dignos; es decir, que contribuyan a convivir desde la solidaridad, la igualdad unos con otros. De esta manera, Hortal en el texto básico afirma: “Todos los seres humanos nacen iguales en dignidad y derechos”. Como punto de partida este es un principio universal pues expresa el valor de la dignidad que tiene todo ser humano y que le concede su más alta conciencia de trascender como: Individuo. Sujeto. Persona. Los principios fundamentales como realizar el máximo bien, el ser honesto; y en el caso concreto del principio de “no engañar” en la actualidad podríamos traducirlo como el acto de no firmar cheques sin fondo, el no recibir recompensas a cambio de intereses personales, no encubrir falsedades, entre otros aspectos. En este contexto las acciones enunciadas resultan en cada persona o profesional falta compromiso, responsabilidad y sobre todo un sentido de buenas: Sentencias. Disposiciones. Prácticas. Los valores están en las acciones, en las personas y si una civilización no tiene los valores básicos como la solidaridad y la justicia no será posible tener una vida más agradable. Según el autor del texto básico contrasta con los principios supremos diciendo que el obrar humano no es otra cosa que la traducción de las metas últimas del vivir de cada ser humano; en este ámbito el carácter primario o la primacía de unos principios sobre otros dependen de los contextos: Familiares y grupales. Espirituales y trascendentes. Sociales y de las metas. Los principios pueden hablarse desde unos contextos según algunas características; pero desde la perspectiva cognoscitiva puede entenderse como: meras generalizaciones de prudencia, como aquellas proposiciones a priori y relacionado a la vida humana, es decir derivado del: Unum. Bonum. Telos. El sentido de vivir con dignidad, de buscar lo mejor para los demás, ser bondadosos, tener honestidad, son los aspectos que permiten a un profesional, a una persona dar siempre lo más grandioso. En este contexto estamos hablando de: Justicia. Autonomía. Beneficencia. El “hacer bien una actividad y hacer el bien a otros mediante una actividad bien hecha”. Desde este ámbito el profesional para desarrollar mejor su actividad profesional debe tener presente que es una: Actitud valorativa. Dimensión ética. Obligación moral. “Para ser un buen profesional hay que ser una buena persona”. Está claro que no es suficiente el pensar ser bueno sino serlo realmente mediante la aplicación de valores, virtudes y buenas prácticas morales; lo que contribuye a vivenciar el sentido de: Plenitud. Bondad. Compromiso. Concebir una vida buena y plena no es otra cosa que elevar nuestros propios actos a lo más noble, digno. Precisamente, definir qué es la vida buena, es el debate central del ámbito de la: Ética. Moralidad. Espiritualidad. Según López, J. (2011) cuando se refiere al Humanismo y a la ética de Cristo dice que: “el humanismo de Cristo comienza donde termina la ley… y que el nuevo mandamiento de Cristo, amar como Él ha amado, no tiene la medida de un humanismo individualista, sino que es el amor sin medida...”. Conciencia filial. Conciencia humana. Conciencia digna. Para ser un profesional competente se requiere una preparación inicial que facilite la adquisición de conocimientos teóricos y prácticos para saber qué hacer y cómo hacerlo, a esto se suma que el profesional debe actualizarse en el avance de los conocimientos y las mejoras para que hoy pueda ser: Aceptable. Incluido. Sometido. Considerar la autonomía como algo solo individual y separado del principio de beneficencia se reduciría únicamente a actuar según la forma de concebir los criterios de cada uno según la realidad específica. Pero cuando se acentúa en la autonomía moral estamos diciendo que los seres humanos son morales en la medida que libremente se determinan a sí mismos mediante la: Razón. Ley. Responsabilidad. El contextualizar la autonomía solo desde la razón, es como el caso de dos personas que se unen para pensar en lo que deben hacer y se atienen a lo que les dicta la razón y en el caso de sus deseos, intereses, estatus coincidirán completamente en una: Ley moral. Ley natural. Ley divina. Es preciso decir que la aplicación práctica del principio de autonomía a nivel profesional implica reconocer que el cliente o usuario de los servicios profesionales es persona sujeto de derechos los mismos que debe ser respetados. De este modo, el principio de autonomía se completa al de: a. Beneficencia. b. Justicia. c. No maleficencia. De manera concreta los principios proponen, orientan, reflexionan sobre las actuaciones y decisiones humanas. Sin embargo, Hortal nos invita a ser realistas y a reconocer que no todas las personas pueden ser autónomas porque unas son más y otras no; pero al mismo tiempo en nombre de la autonomía se pueden cometer o permitir actuaciones: Indignas. Amorales. Agradables. La aplicación de la moral se mueve en una realidad concreta en qué es bueno hacer y qué debemos evitar. En una conversación Pedro le dice a Juan que los seres humanos algunas veces tenemos actitudes no adecuadas de comportamiento que nos llevan a convertirnos en personas intolerables. Pero Juan le contesta a Pedro diciéndole que sin darnos cuenta los demás ven actitudes como: “Aquí soy yo, él (la) que ordena y manda; la relación que se produce es de autoridad y obediencia. Nadie cuestiona lo que se dice o se hace. Si alguien no cumple las normas es castigado. No existe el diálogo, las órdenes que dan a los demás se deben realizar sin explicación. Entonces estamos hablando de una actitud: Paternalista. Permisiva. Democrática. La obligación del profesional es encontrar solución a los problemas particulares de las personas que acuden a solicitar servicios profesionales. Uno de los aspectos esenciales en el ámbito laboral es precisamente el aprender a convivir en armonía, porque nos permite vivir una vida digna y en paz. Hoy en día se piensa y se dice que no se puede convivir adecuadamente debido a diversas circunstancias que se presentan a nivel personal, familiar, profesional, social y sobretodo en el ámbito laboral lugar donde cada persona contribuye con sus capacidades y habilidades que con esmero, orden, prudencia y alegría da sentido a su propia dimensión humana. Precisamente, vivir con dignidad no consiste en pensar ser buena persona sino en actuar correctamente, realizar bien las actividades encomendadas, ser responsable, hacer el bien a los demás y el bien propio que se relaciona con la propia actuación; desde este aspecto y lo enunciado en el párrafo anterior se relaciona con la: Vida moral como sentido pleno de realizar cosas buenas buscando el máximo bien. Actitud ética de reflexionar lo que está mal. Apertura a mejorar y corregir el daño causado a los demás. |