Magisterio
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Título del Test:
![]() Magisterio Descripción: Aspiraciones y oxigenoterapia |



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La aspiración de secreciones se define como: Técnica destinada a estimular de forma mantenida el reflejo tusígeno. Procedimiento para eliminar secreciones acumuladas en la vía aérea. Maniobra para aumentar la frecuencia respiratoria del paciente. Intervención exclusiva de pacientes con ventilación mecánica. Todas las opciones anteriores son correctas. Uno de los objetivos principales de la aspiración de secreciones es: Disminuir la producción de secreciones bronquiales. Mantener la permeabilidad de la vía aérea. Sustituir la fisioterapia respiratoria convencional. Evitar el uso de oxigenoterapia prolongada. Ninguna de las opciones anteriores es correcta. La aspiración orofaríngea y nasofaríngea está indicada cuando el paciente: Presenta tos productiva eficaz. Es capaz de expectorar de forma espontánea. No puede eliminar secreciones por sí mismo. Mantiene una frecuencia respiratoria normal. Todas las opciones anteriores son correctas. Constituye una contraindicación absoluta de la aspiración nasofaríngea: Epistaxis leve recurrente. Broncoespasmo moderado. Epiglotitis aguda. Secreciones espesas persistentes. Aumento del trabajo respiratorio. Un riesgo potencial asociado a la aspiración de secreciones es: Hiperglucemia transitoria. Hipoxia durante el procedimiento. Hipertensión arterial mantenida. Bradipnea prolongada. Todas las opciones anteriores son correctas. La presión negativa recomendada para la aspiración orofaríngea en el adulto es: Inferior a 40 mmHg (milímetros de mercurio). Entre 80 y 120 mmHg (milímetros de mercurio). Superior a 200 mmHg (milímetros de mercurio). Variable sin necesidad de control específico. Ninguna de las opciones anteriores es correcta. El tiempo máximo recomendado por cada pasada de aspiración es: Inferior a 30 segundos para evitar ansiedad. Entre 20 y 25 segundos con oxígeno suplementario. No superior a 10–15 segundos para prevenir hipoxia. Ilimitado si se controla la saturación de oxígeno. Todas las opciones anteriores son correctas. En la aspiración orofaríngea es correcto: Aspirar durante la introducción de la sonda. Aspirar únicamente en inspiración profunda. Aspirar al retirar la sonda con movimientos rotatorios. Introducir la sonda hasta notar resistencia. Ninguna de las opciones anteriores es correcta. La posición más adecuada para la aspiración nasofaríngea es: Decúbito prono con cuello flexionado. Posición Semi-Fowler con cuello en ligera extensión. Decúbito lateral con cabeza rotada. Posición de Trendelenburg. Ninguna de las opciones anteriores es correcta. Antes de realizar una aspiración de secreciones se debe: Retirar el aporte de oxígeno para evitar interferencias. Valorar constantes vitales y saturación de oxígeno. Aspirar siempre primero la cavidad oral. Administrar sedación de forma sistemática. Todas las opciones anteriores son correctas. En pacientes con nutrición enteral, la aspiración debe realizarse: Justo tras la administración de la nutrición. Sin necesidad de suspender la alimentación. Tras suspender la nutrición durante un tiempo prudencial. Solo si el paciente se encuentra consciente. Ninguna de las opciones anteriores es correcta. La aspiración por tubo endotraqueal (TET) se considera: Técnica limpia con guantes no estériles. Técnica semiestéril en unidades de críticos. Técnica estéril con material estéril. Técnica indiferente según el estado del paciente. Todas las opciones anteriores son correctas. El tamaño de la sonda de aspiración traqueal debe: Ocluir completamente el lumen del tubo. Ocupar más del setenta por ciento del diámetro. No ocluir más del cincuenta por ciento del diámetro interno. Ser el mayor calibre disponible. Ninguna de las opciones anteriores es correcta. Antes de aspirar a un paciente con TET es prioritario: Instilar suero fisiológico de forma rutinaria. Hiperoxigenar previamente al paciente. Desconectar el respirador de forma prolongada. Colocar al paciente en decúbito prono. Todas las opciones anteriores son correctas. La instilación de suero fisiológico durante la aspiración traqueal: Debe realizarse siempre antes de aspirar. Está indicada de forma sistemática. Se reserva para secreciones muy espesas. Sustituye a la humidificación adecuada. Ninguna de las opciones anteriores es correcta. El número máximo recomendado de aspiraciones consecutivas es: Ilimitado si el paciente lo tolera. Dos aspiraciones consecutivas. Cuatro aspiraciones sucesivas. Una única aspiración por procedimiento. Un signo de mala tolerancia a la aspiración es: Tos ocasional durante el procedimiento. Desaturación de oxígeno persistente. Aumento transitorio de secreciones. Sensación subjetiva de alivio respiratorio. Durante la aspiración traqueal, una complicación posible es: Hipotensión arterial leve. Bradicardia por estimulación vagal. Hiperglucemia reactiva. Hipertensión intracraneal crónica. En la aspiración de secreciones, el orden correcto cuando se aspira nariz y boca es: Cavidad oral y después nasal. Cavidad nasal y después oral. Indistinto según preferencia profesional. Solo la zona con mayor secreción. El uso de guantes en la aspiración orofaríngea debe ser: Opcional si el paciente está consciente. Siempre estéril. De examen o no estériles. Innecesario con aspirador central. Tras finalizar la aspiración se debe registrar: Solo si se producen incidencias. El procedimiento y la respuesta del paciente. Únicamente el volumen de secreciones. Solo si el paciente presenta complicaciones. La aspiración traqueal puede provocar: Alteraciones hemodinámicas transitorias. Aumento de la capacidad de toser eficazmente. Disminución permanente de la PaO₂ (presión arterial de oxígeno). Sustitución de la fisioterapia respiratoria. En pacientes con aporte de oxígeno previo a la aspiración se recomienda: Retirarlo durante todo el procedimiento. Mantenerlo solo tras la aspiración. Administrar oxígeno al cien por cien antes y después. Reducir la fracción inspirada de oxígeno. La tos del paciente durante la aspiración puede indicar: Buena tolerancia al procedimiento. Colocación correcta de la sonda en bronquios. Estimulación traqueal por la sonda. Eliminación completa de secreciones. La aspiración no debe realizarse: Tras la ingesta reciente de alimentos. En pacientes con secreciones visibles. Cuando el paciente no coopera. En presencia de sonidos respiratorios. El lavado del sistema de aspiración tras el procedimiento se realiza con: Agua destilada o suero fisiológico. Solución alcohólica al setenta por ciento. Antiséptico de alta concentración. Agua del grifo exclusivamente. La aspiración orofaríngea tiene como finalidad secundaria: Facilitar la toma de muestras. Sustituir el tratamiento antibiótico. Eliminar flora bacteriana normal. Prevenir la tos voluntaria. El personal que puede realizar la aspiración de secreciones es: Exclusivamente personal médico. Enfermera y Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería. Solo personal de unidades de críticos. Cualquier profesional sanitario. La aspiración traqueal mal realizada puede favorecer: Atelectasias pulmonares. Mejora del intercambio gaseoso. Disminución del trabajo respiratorio. Expansión alveolar mantenida. La higiene de manos en la aspiración de secreciones se realiza: Solo antes del procedimiento. Solo después del procedimiento. Antes y después del procedimiento. Únicamente si hay contacto directo. La oxigenoterapia se define como: Procedimiento para administrar aire medicinal de forma controlada. Técnica destinada a administrar oxígeno por vía respiratoria. Intervención que sustituye a la ventilación mecánica. Tratamiento exclusivo de pacientes críticos. El objetivo principal de la oxigenoterapia es: Reducir la frecuencia respiratoria del paciente. Mejorar la hipoxia tisular mediante aporte de oxígeno. Disminuir la producción de dióxido de carbono. Evitar la necesidad de ventilación no invasiva. Antes de iniciar oxigenoterapia, el personal de enfermería debe: Administrar siempre oxígeno a alto flujo. Comprobar la permeabilidad de la vía aérea. Retirar prótesis dentales de forma sistemática. Colocar al paciente en decúbito prono. Una medida de seguridad fundamental durante la oxigenoterapia es: Mantener el oxígeno cerca de fuentes de calor. Evitar la humidificación del oxígeno. Prevenir la formación de llamas o chispas. Incrementar el flujo si el paciente está somnoliento. La cánula nasal o gafas nasales permiten administrar: Fracción inspirada de oxígeno superior al sesenta por ciento. Oxígeno a bajo flujo de forma continua. Oxígeno sin necesidad de humidificación. Oxígeno solo en pacientes inconscientes. El flujo habitual de oxígeno con cánula nasal es: Entre 6 y 15 litros por minuto. Entre 1 y 6 litros por minuto. Entre 10 y 20 litros por minuto. Inferior a 1 litro por minuto. La fracción inspirada de oxígeno (FiO₂) aproximada con cánula nasal es: Entre el 24 y el 40 por ciento. Entre el 40 y el 60 por ciento. Superior al 90 por ciento. Siempre inferior al 21 por ciento. Una ventaja de la cánula nasal es que: Permite administrar altas concentraciones de oxígeno. Impide al paciente comer y hablar. Resulta cómoda y adecuada para terapias prolongadas. Elimina la necesidad de humidificación. La mascarilla simple con bolsa de reserva (recirculación parcial): Administra oxígeno a concentraciones máximas. Permite la entrada de aire ambiental. Está indicada para terapias prolongadas. No interfiere con la alimentación. El flujo recomendado para una mascarilla simple con bolsa de reserva es: Entre 1 y 4 litros por minuto. Entre 5 y 8 litros por minuto. Entre 10 y 15 litros por minuto. Superior a 20 litros por minuto. La mascarilla con bolsa de no reinhalación se caracteriza por: Permitir la entrada libre de aire ambiental. Poseer válvulas unidireccionales. Administrar oxígeno a bajo flujo. Ser adecuada para terapias muy prolongadas. La fracción inspirada de oxígeno con mascarilla de no reinhalación puede alcanzar: El treinta por ciento. El cuarenta por ciento. Entre el cincuenta y cinco y el noventa por ciento. El cien por cien estable. Un cuidado enfermero fundamental en la mascarilla con bolsa de reserva es: Mantener la bolsa siempre desinflada. Vigilar que la bolsa permanezca inflada. Retirar la bolsa durante la inspiración. Evitar la monitorización del paciente. En pacientes con Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC): Se recomienda siempre oxígeno a altas concentraciones. No debe utilizarse mascarilla simple. Se debe controlar estrechamente la administración de oxígeno. Está contraindicado el uso de cánula nasal. Un efecto adverso de la oxigenoterapia a altas concentraciones es: Hipoxia tisular. Toxicidad pulmonar por oxígeno. Disminución del riesgo de atelectasias. Aumento de la ventilación alveolar. La humidificación del oxígeno está indicada para: Evitar la sequedad de las mucosas respiratorias. Aumentar la fracción inspirada de oxígeno. Sustituir la limpieza de las cánulas. Reducir el riesgo de infección respiratoria. El humidificador debe: Mantenerse vacío para evitar infecciones. Llenarse con agua destilada hasta el nivel indicado. Llenarse con suero fisiológico de forma sistemática. Cambiarse solo cuando se observe suciedad. Un cuidado enfermero durante la oxigenoterapia es: Vigilar la integridad cutánea en puntos de apoyo. Retirar la mascarilla si el paciente se agita. Evitar la movilidad del paciente. Administrar oxígeno sin prescripción. La oxigenoterapia puede producir depresión respiratoria especialmente en: Pacientes jóvenes sin patología previa. Pacientes con hipoxia aguda. Pacientes con EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica). Pacientes con anemia ferropénica. El caudalímetro se utiliza para: Humidificar el oxígeno administrado. Medir y regular el flujo de oxígeno. Controlar la fracción inspirada de oxígeno exacta. Evitar la reinhalación de dióxido de carbono. Durante las primeras horas de oxigenoterapia se debe vigilar especialmente: El nivel de conciencia del paciente. La coloración del cabello. El apetito del paciente. La temperatura ambiental. Un signo de mala adaptación a la oxigenoterapia es: Mejora de la saturación de oxígeno. Somnolencia o confusión mental. Disminución del trabajo respiratorio. Sensación subjetiva de alivio. La limpieza de la cánula o mascarilla debe realizarse: Solo cuando esté visiblemente sucia. Con agua y jabón, secándola correctamente. Con soluciones alcohólicas concentradas. Únicamente al finalizar el tratamiento. La educación al paciente con oxigenoterapia domiciliaria incluye: Uso correcto del sistema de oxígeno. Importancia de la administración continuada. Riesgos de las llamas en contacto con oxígeno. Manejo seguro de las bombonas de oxígeno. Todas las opciones anteriores son correctas. El oxígeno es un fármaco y por tanto: Puede administrarse sin prescripción. No requiere control de dosis. Debe administrarse con indicación y control. No presenta efectos adversos. La oxigenoterapia de bajo flujo se caracteriza por: Administrar una fracción inspirada fija. Depender del patrón respiratorio del paciente. No permitir entrada de aire ambiental. Administrarse solo con mascarilla. Un sistema de oxigenoterapia de bajo flujo es: Mascarilla de no reinhalación. Ventilación mecánica invasiva. Cánula nasal. Ventilación mecánica no invasiva. La oxigenoterapia debe suspenderse: De forma brusca cuando mejora el paciente. Sin valoración clínica previa. Según evolución y prescripción médica. Solo si el paciente lo solicita. En el registro de enfermería de la oxigenoterapia se debe anotar: Día y hora de inicio. Sistema y flujo administrado. Tolerancia y adaptación del paciente. Incidencias durante el tratamiento. Todas las opciones anteriores son correctas. La oxigenoterapia mal controlada puede: Empeorar la hipoxia. Provocar toxicidad por oxígeno. Alterar el patrón respiratorio. Generar complicaciones respiratorias. Todas las opciones anteriores son correctas. |





