Paralogismos del discurso
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Título del Test:![]() Paralogismos del discurso Descripción: Falacias |




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Falacia ad populum. El orador no insulta directamente a la persona, sino que trata de desacreditarla apelando a elementos que la rodean, como pueden ser sus circunstancias vitales, su origen, su etnia, su religión, su ideología, etc. lo que la mayoría dice. cuando acusas a alguien de algo el te acusa de haberlo hecho tú más para excusarse. Esta falacia se correspondería con el clásico "y tú más". Es decir, se trataría de recordarle al adversario que él también e incluso en mayor grado cometió los mismos errores. descalificar autoridad o el origen de la información. Falacia ad hominem: Esta falacia correlaciona dos elementos contiguos en el tiempo como si, por el simple hecho de producirse uno después del otro, entre ellos hubiera una relación de causa-efecto. reprochar/ atacar al otro interlocutor para que sus palabras queden en entredicho. El razonamiento falaz establece una relación causal entre ejecutar una gran inversión y una buena gestión de recursos. Es decir, como si una gran inversión fuera sinónimo de una buena gestión. Falacia ad hominem circunstancial: El orador no insulta directamente a la persona, sino que trata de desacreditarla apelando a elementos que la rodean, como pueden ser sus circunstancias vitales, su origen, su etnia, su religión, su ideología, etc. Esta falacia hace referencia al hecho de que las conclusiones no se desprenden de las premisas. En esta falacia el orador formula preguntas para que el contrincante se vea abocado, sea cual sea su respuesta, a tener que escuchar, retomar y asumir una crítica que lo daña como líder. Falacia tu quoque: cuando acusas a alguien de algo el te acusa de haberlo hecho tú más para excusarse. Esta falacia se correspondería con el clásico "y tú más". Es decir, se trataría de recordarle al adversario que él también e incluso en mayor grado cometió los mismos errores. Esta falacia no refuta el argumento real del oponente, sino una deformación interesada de sus premisas. Esta falacia se construye asumiendo que el silencio de un orador es sinónimo de que tiene algo que ocultar o que no posee conocimientos al respecto. Se asemeja al dicho de que "quien calla otorga". En el fondo es una falacia similar a la falacia ad hominem. Falacia descalificación fuente. descalificar autoridad o el origen de la información. En esta falacia el orador formula preguntas para que el contrincante se vea abocado, sea cual sea su respuesta, a tener que escuchar, retomar y asumir una crítica que lo daña como líder. Esta falacia consiste en introducir en el argumento una premisa irrelevante, es decir, que no viene al caso, para desviar la atención del argumento principal. Falacia de hombre paja: Esta falacia implica la ocultación por parte del orador de aquellos elementos que pudieran contradecir su argumentación para presentar únicamente aquellos otros argumentos que pudieran sostener y apoyar su discurso. Esta falacia no refuta el argumento real del oponente, sino una deformación interesada de sus premisas. En la falacia petición de principio se usa como premisa la misma proposición que se trata de demostrar. O lo que es lo mismo, en este razonamiento se incluyen proposiciones previamente aceptadas por parte de los adeptos para llegar a conclusiones aparentemente bien razonadas. Se utiliza mucho como herramienta retórica para escandalizar. A veces toma una estructura circular. Falacia ex silentio: El razonamiento falaz establece una relación causal entre ejecutar una gran inversión y una buena gestión de recursos. Es decir, como si una gran inversión fuera sinónimo de una buena gestión. Esta falacia hace referencia al hecho de que las conclusiones no se desprenden de las premisas. Esta falacia se construye asumiendo que el silencio de un orador es sinónimo de que tiene algo que ocultar o que no posee conocimientos al respecto. Se asemeja al dicho de que "quien calla otorga". En el fondo es una falacia similar a la falacia ad hominem. Falacia victimismo. Esta falacia es muy común cuando no se poseen argumentos para rebatir al contrario. El orador se presenta como víctima de una caza de brujas, víctima de una persecución por parte de un líder o lideresa dominante, etc. Se califica una política como "antigua". Como si el hecho de ser antiguo fuera sinónimo de anticuado, desfasado e indeseable. Esta falacia implica la ocultación por parte del orador de aquellos elementos que pudieran contradecir su argumentación para presentar únicamente aquellos otros argumentos que pudieran sostener y apoyar su discurso. Falacia post hoc, ergo propter hoc. El orador ataca a la persona mediante insinuaciones maliciosas, insultos o calumnias, no ataca al argumento en sí de su rival. Esta falacia correlaciona dos elementos contiguos en el tiempo como si, por el simple hecho de producirse uno después del otro, entre ellos hubiera una relación de causa-efecto. Los problemas complejos son multicausales. Falacia del precio: En esta falacia el orador formula preguntas para que el contrincante se vea abocado, sea cual sea su respuesta, a tener que escuchar, retomar y asumir una crítica que lo daña como líder. Esta falacia consiste en introducir en el argumento una premisa irrelevante, es decir, que no viene al caso, para desviar la atención del argumento principal. El razonamiento falaz establece una relación causal entre ejecutar una gran inversión y una buena gestión de recursos. Es decir, como si una gran inversión fuera sinónimo de una buena gestión. Falacia del falso dilema: El orador, un líder o lideresa, establece una meta única olvidando u obviando cualquier otra. Esta falacia hace referencia al hecho de que las conclusiones no se desprenden de las premisas. Esta falacia presenta únicamente dos alternativas —ambas injustas, sesgadas e interesadas en contra de un oponente— para la resolución de un problema. Obviamente, suelen existir más opciones posibles a las expresadas en el dilema. Falacia de olvido de alternativas. Esta falacia se construye asumiendo que el silencio de un orador es sinónimo de que tiene algo que ocultar o que no posee conocimientos al respecto. Se asemeja al dicho de que "quien calla otorga". En el fondo es una falacia similar a la falacia ad hominem. Es una falacia ad ignorantiam, pues no se puede defender que algo sea cierto solo porque el adversario no haya podido probar que sea falso. En todo caso, le corresponde al Gobierno y no a la oposición facilitar los datos. El orador, un líder o lideresa, establece una meta única olvidando u obviando cualquier otra. Falacia non sequitur: Esta falacia hace referencia al hecho de que las conclusiones no se desprenden de las premisas. Esta falacia implica la ocultación por parte del orador de aquellos elementos que pudieran contradecir su argumentación para presentar únicamente aquellos otros argumentos que pudieran sostener y apoyar su discurso. En este argumento, el orador utiliza la verdad por antonomasia. Es decir, la opinión a la que el orador se refiere se supone que es la de la humanidad o la de una sociedad entera. Podría decirse que es un subtipo de falacia ad hominem porque, en el fondo, pone en tela de juicio los intereses del rival. Falacia de las preguntas complejas: El orador apela a la piedad para lograr convencer. Es similar a la falacia ad baculum. Se utiliza mucho para ablandar al público, a un jurado, etc. e una inferencia indebida al considerar que lo que vale para el todo también para la parte (o a la inversa). En este argumento por accidente los principios que se invocan no contemplan excepciones. O a la inversa: conociendo la parte se supone que conoceríamos al todo. Es similar a la falacia de generalización excesiva. Esta falacia consiste en introducir en el argumento una premisa irrelevante, es decir, que no viene al caso, para desviar la atención del argumento principal. Falacia de la pista falsa. Esta falacia consiste en introducir en el argumento una premisa irrelevante, es decir, que no viene al caso, para desviar la atención del argumento principal. Esta falacia se fija en semejanzas irrelevantes para sacar conclusiones. Las diferencias importantes se dejan de lado. Mediante esta falacia, se repite lo dicho anteriormente. No se aporta nueva información. De forma más o menos explícita, se repite lo mismo dos veces. Falacia ad hominem ofensiva: El político apela únicamente a la fuerza moral que supuestamente le da su cargo para intentar sostener el argumento. El orador ataca a la persona mediante insinuaciones maliciosas, insultos o calumnias, no ataca al argumento en sí de su rival. En la falacia petición de principio se usa como premisa la misma proposición que se trata de demostrar. O lo que es lo mismo, en este razonamiento se incluyen proposiciones previamente aceptadas por parte de los adeptos para llegar a conclusiones aparentemente bien razonadas. Se utiliza mucho como herramienta retórica para escandalizar. A veces toma una estructura circular. Falacia de causa cuestionable: pues no se puede defender que algo sea cierto solo porque el adversario no haya podido probar que sea falso. En todo caso, le corresponde al Gobierno y no a la oposición facilitar los datos. Los problemas complejos son multicausales. Se califica una política como "antigua". Como si el hecho de ser antiguo fuera sinónimo de anticuado, desfasado e indeseable. Falacia ad verecundiam. Contiene un goteo constante de palabras como si su repetición constante hiciera más cierto el mensaje. El político apela únicamente a la fuerza moral que supuestamente le da su cargo para intentar sostener el argumento. El argumento se apoya exclusivamente en la fuente de autoridad. Falacia ad ridiculum: Esta falacia implica la ocultación por parte del orador de aquellos elementos que pudieran contradecir su argumentación para presentar únicamente aquellos otros argumentos que pudieran sostener y apoyar su discurso. Se atribuye una interpretación disparatada o ridícula, en este caso de los mecanismos parlamentarios, a un rival político. los enunciados están sujetos a interpretaciones inciertas. El lenguaje ambiguo o equívoco puede llegar a ser muy violento cuando se dirige a otras personas. Estas falacias suelen utilizar la ironía y buscan la complicidad del público. Falacia ad nauseam: Esta falacia correlaciona dos elementos contiguos en el tiempo como si, por el simple hecho de producirse uno después del otro, entre ellos hubiera una relación de causa-efecto. Contiene un goteo constante de palabras como si su repetición constante hiciera más cierto el mensaje. descalificar autoridad o el origen de la información. Falacia ad ignorantiam: El razonamiento falaz establece una relación causal entre ejecutar una gran inversión y una buena gestión de recursos. Es decir, como si una gran inversión fuera sinónimo de una buena gestión. Esta falacia es muy común cuando no se poseen argumentos para rebatir al contrario. El orador se presenta como víctima de una caza de brujas, víctima de una persecución por parte de un líder o lideresa dominante, etc. No se puede defender que algo sea cierto solo porque el adversario no haya podido probar que sea falso. En todo caso, le corresponde al Gobierno y no a la oposición facilitar los datos. Falacia ad baculum. los enunciados están sujetos a interpretaciones inciertas. El lenguaje ambiguo o equívoco puede llegar a ser muy violento cuando se dirige a otras personas. Estas falacias suelen utilizar la ironía y buscan la complicidad del público. Esta falacia implica la ocultación por parte del orador de aquellos elementos que pudieran contradecir su argumentación para presentar únicamente aquellos otros argumentos que pudieran sostener y apoyar su discurso. El político apela únicamente a la fuerza moral que supuestamente le da su cargo para intentar sostener el argumento. Falacia ab annis: Se califica una política como "antigua". Como si el hecho de ser antiguo fuera sinónimo de anticuado, desfasado e indeseable. Esta falacia hace referencia al hecho de que las conclusiones no se desprenden de las premisas. : Esta falacia consiste en introducir en el argumento una premisa irrelevante, es decir, que no viene al caso, para desviar la atención del argumento principal. Falacia ad hominem ofensiva: Los problemas complejos son multicausales. El orador ataca a la persona mediante insinuaciones maliciosas, insultos o calumnias, no ataca al argumento en sí de su rival. Contiene un goteo constante de palabras como si su repetición constante hiciera más cierto el mensaje. Falacia de causa cuestionable. Los problemas complejos son multicausales. El razonamiento falaz establece una relación causal entre ejecutar una gran inversión y una buena gestión de recursos. Es decir, como si una gran inversión fuera sinónimo de una buena gestión. Se atribuye una interpretación disparatada o ridícula, en este caso de los mecanismos parlamentarios, a un rival político. Falacia ad verecundiam. El argumento se apoya exclusivamente en la fuente de autoridad. lo que la mayoría dice. El orador no insulta directamente a la persona, sino que trata de desacreditarla apelando a elementos que la rodean, como pueden ser sus circunstancias vitales, su origen, su etnia, su religión, su ideología, etc. Falacia de suprimir la prueba. Contiene un goteo constante de palabras como si su repetición constante hiciera más cierto el mensaje. Esta falacia implica la ocultación por parte del orador de aquellos elementos que pudieran contradecir su argumentación para presentar únicamente aquellos otros argumentos que pudieran sostener y apoyar su discurso. Mediante esta falacia, se repite lo dicho anteriormente. No se aporta nueva información. De forma más o menos explícita, se repite lo mismo dos veces. Argumento ad humanitatem. El político apela únicamente a la fuerza moral que supuestamente le da su cargo para intentar sostener el argumento. En este argumento, el orador utiliza la verdad por antonomasia. Es decir, la opinión a la que el orador se refiere se supone que es la de la humanidad o la de una sociedad entera. Podría decirse que es un subtipo de falacia ad hominem porque, en el fondo, pone en tela de juicio los intereses del rival. En la falacia petición de principio se usa como premisa la misma proposición que se trata de demostrar. O lo que es lo mismo, en este razonamiento se incluyen proposiciones previamente aceptadas por parte de los adeptos para llegar a conclusiones aparentemente bien razonadas. Se utiliza mucho como herramienta retórica para escandalizar. A veces toma una estructura circular. Falacia petitio principii. En la falacia petición de principio se usa como premisa la misma proposición que se trata de demostrar. O lo que es lo mismo, en este razonamiento se incluyen proposiciones previamente aceptadas por parte de los adeptos para llegar a conclusiones aparentemente bien razonadas. Se utiliza mucho como herramienta retórica para escandalizar. A veces toma una estructura circular. los enunciados están sujetos a interpretaciones inciertas. El lenguaje ambiguo o equívoco puede llegar a ser muy violento cuando se dirige a otras personas. Estas falacias suelen utilizar la ironía y buscan la complicidad del público. no se puede defender que algo sea cierto solo porque el adversario no haya podido probar que sea falso. En todo caso, le corresponde al Gobierno y no a la oposición facilitar los dat. Falacia de ambigüedad: Esta falacia presenta únicamente dos alternativas —ambas injustas, sesgadas e interesadas en contra de un oponente— para la resolución de un problema. Obviamente, suelen existir más opciones posibles a las expresadas en el dilema. Esta falacia hace referencia al hecho de que las conclusiones no se desprenden de las premisas. los enunciados están sujetos a interpretaciones inciertas. El lenguaje ambiguo o equívoco puede llegar a ser muy violento cuando se dirige a otras personas. Estas falacias suelen utilizar la ironía y buscan la complicidad del público. Falacia ad misericordiam. El político apela únicamente a la fuerza moral que supuestamente le da su cargo para intentar sostener el argumento. El orador apela a la piedad para lograr convencer. Es similar a la falacia ad baculum. Se utiliza mucho para ablandar al público, a un jurado, etc. El orador ataca a la persona mediante insinuaciones maliciosas, insultos o calumnias, no ataca al argumento en sí de su rival. Eufemismo: alterar el sentido de las palabras. Su funcionamiento es como el de un tabú. Esta falacia se fija en semejanzas irrelevantes para sacar conclusiones. Las diferencias importantes se dejan de lado. El político apela únicamente a la fuerza moral que supuestamente le da su cargo para intentar sostener el argumento. Falsa analogía. La falacia se produce cuando el periodista no refuta realmente el argumento del orador e intenta de manera rígida, forzada, retorcida o incluso totalitaria que las premisas actúen como un búmeran contra quien las ha empleado. Se califica una política como "antigua". Como si el hecho de ser antiguo fuera sinónimo de anticuado, desfasado e indeseable. Contiene un goteo constante de palabras como si su repetición constante hiciera más cierto el mensaje. Tautología: Mediante esta falacia, se repite lo dicho anteriormente. No se aporta nueva información. De forma más o menos explícita, se repite lo mismo dos veces. Esta falacia es muy común cuando no se poseen argumentos para rebatir al contrario. El orador se presenta como víctima de una caza de brujas, víctima de una persecución por parte de un líder o lideresa dominante, etc. En esta falacia el orador formula preguntas para que el contrincante se vea abocado, sea cual sea su respuesta, a tener que escuchar, retomar y asumir una crítica que lo daña como líder. Autofagia: Esta falacia consiste en introducir en el argumento una premisa irrelevante, es decir, que no viene al caso, para desviar la atención del argumento principal. El orador, un líder o lideresa, establece una meta única olvidando u obviando cualquier otra. La falacia se produce cuando el periodista no refuta realmente el argumento del orador e intenta de manera rígida, forzada, retorcida o incluso totalitaria que las premisas actúen como un búmeran contra quien las ha empleado. Argumento por accidente y argumento accidente inverso: se hace una inferencia indebida al considerar que lo que vale para el todo también para la parte (o a la inversa). En este argumento por accidente los principios que se invocan no contemplan excepciones. O a la inversa: conociendo la parte se supone que conoceríamos al todo. Es similar a la falacia de generalización excesiva. En este argumento, el orador utiliza la verdad por antonomasia. Es decir, la opinión a la que el orador se refiere se supone que es la de la humanidad o la de una sociedad entera. Podría decirse que es un subtipo de falacia ad hominem porque, en el fondo, pone en tela de juicio los intereses del rival. |