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TEST BORRADO, QUIZÁS LE INTERESE: LA RELACIÓN DE AYUDA EN ENFERMERÍA
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Título del Test:
LA RELACIÓN DE AYUDA EN ENFERMERÍA

Descripción:
examen 8

Autor:
GASTON
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Fecha de Creación:
24/05/2021

Categoría: Otros

Número Preguntas: 12
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Temario:
OBJETIVOS DE LA RELACIÓN DE AYUDA Que el enfermo se sienta cómodo, acogido y considerado como una persona Que exprese sus pensamientos y sentimientos Que identifique sus problemas y los afronte a medida que se van produciendo Que tome conciencia de que sus conductas repercuten en su estado físico y emocional, mejorándolo o empeorándolo Que acepte sus limitaciones si las hubiera y afronte las dificultades, considerando el planteamiento de otros puntos de vista para enfocar las soluciones a los problemas Que sea positivo y tome la enfermedad como una experiencia que no siempre tiene que ser negativa en su totalidad Que recupere su autoestima y la confianza en él mismo Que cambie sus hábitos nocivos. TODOS SON CORRECTOS.
- EXPECTATIVAS DEL PACIENTE EN LA RELACIÓN DE AYUDA La persona necesitada: • Vive una situación que le supone una dificultad • Esa dificultad le genera sufrimiento. • Ese sufrimiento se manifiesta en diferentes sentimientos FALSO .
En esta situación lo que la persona espera de nosotros sigue un recorrido inverso Espera que su ayudante comprenda ante todo sus sentimientos: confusión, incertidumbre, miedo, inquietud... La comprensión de los sentimientos, liberándolos de la connotación moral de la que a veces van cargados, aceptándolos incondicionalmente, es requisito indispensable para que la relación de ayuda no sea percibida como moralizante y rechazada. La persona espera que el ayudante participe de su sufrimiento, lo comparta, se ponga en su lugar con actitud empática. El sentimiento de soledad agrava el sufrimiento, compartirlo lo alivia. En tercer lugar la persona espera que el ayudante examine con ella las dificultades y busque, sin juzgar, un sentido a su problema Por último espera que el ayudante le ayude a buscar pistas vitales para salir de la situación, tomar una decisión o vivir de otra forma aquello que no tenga visos de solución TODAS SON CORRECTAS.
DEFINICIÓN DE EMPATÍA La empatía es la disposición de una persona a ponerse en la situación existencial de otra, a comprender su estado emocional, a tomar conciencia íntima de sus sentimientos, a meterse en su experiencia y asumir su situación. Más que sentir lo mismo que el otro (eso sería simpatía), es cuestión de recepción y comprensión de los estados emotivos FALSO.
RESPUESTA EMPÁTICA ADECUADA es normalmente poco natural, y puede parecer inútil o inadecuada para seguir el diálogo. Pero supone una gran atención, centrarse en el ayudado y ponerse en su lugar para ver las cosas desde su punto de vista. Por ejemplo: “Tengo la impresión de que te inquieta pensar en cómo habrán sucedido las cosas para haber llegado a esta situación y en las personas que han estado implicadas” Respuesta de valoración o juicio moral: consiste en expresar la propia opinión en cuanto a la utilidad o moralidad de lo que el ayudado comunica. De forma más o menos directiva, se indica al ayudado cómo debería comportarse. Este tipo de respuesta puede hacer sentir al otro en desigualdad moral, en inferioridad, y provocar sentimientos de inhibición, culpa, rebelión, disimulo o angustia. Sería un ejemplo: “ya sabes que lo que has hecho no está bien, esa vida disipada no podía acabar bien…” Respuesta interpretativa: el ayudante se centra solo en una parte de los mensajes recibidos y lo interpreta según sus propios criterios. Este tipo de respuesta produce la sensación de haber sido mal entendido y puede provocar desinterés, irritación o resistencia al ver que la experiencia de uno es leída con criterios distintos de los propios. Sería un ejemplo: “Todos llevamos una vida complicada, en tu caso seguramente se deberá a la educación que te dieron de pequeño…”. No obstante, un uso prudente de la interpretación puede ayudar a clarificar e “inyectar” un punto de vista que tenga como efecto estimular la toma de conciencia por parte del ayudado. Lo importante es que la interpretación no sea prematura ni se discuta sobre ella, sino que sea abandonada si no es aceptada por parte del ayudado. En cualquier caso debería reservarse para estados avanzados de la relación de ayuda, cuando haya establecida una profunda confianza. Respuesta de apoyo-consuelo: el ayudante trata de animar minimizando la importancia de la situación e invitando a desdramatizar. Es una actitud paternalista que favorece en el ayudado la regresión y la dependencia, o bien el rechazo al verse tratado con piedad. A menudo la desdramatización es una respuesta provocada por un mecanismo de defensa de negación por parte del ayudante: este percibe su propia incapacidad para afrontar las exigencias comunicativas y las implicaciones emotivas del otro y desarrolla una actitud defensiva mediante la cual trata de alejar la realidad que el otro le comunica. Un ejemplo sería: “No te preocupes, es mejor no pensar en eso ahora”. .
RESPUESTA EMPÁTICA INADECUADA Respuesta “solución al problema”: consiste en proponer al otro una idea para salir inmediatamente de la situación, señalando el método, dando consejos de carácter definitivo que ponen fin no solo al problema sino también a la conversación. Muchas veces no es una solución que le satisfaga o le crea una especie de obligación a adoptarla. Por ejemplo: “Debes hablar con las personas implicadas y aclararlo”. Respuesta de valoración o juicio moral: consiste en expresar la propia opinión en cuanto a la utilidad o moralidad de lo que el ayudado comunica. De forma más o menos directiva, se indica al ayudado cómo debería comportarse. Este tipo de respuesta puede hacer sentir al otro en desigualdad moral, en inferioridad, y provocar sentimientos de inhibición, culpa, rebelión, disimulo o angustia. Sería un ejemplo: “ya sabes que lo que has hecho no está bien, esa vida disipada no podía acabar bien…” Respuesta interpretativa: el ayudante se centra solo en una parte de los mensajes recibidos y lo interpreta según sus propios criterios. Este tipo de respuesta produce la sensación de haber sido mal entendido y puede provocar desinterés, irritación o resistencia al ver que la experiencia de uno es leída con criterios distintos de los propios. Sería un ejemplo: “Todos llevamos una vida complicada, en tu caso seguramente se deberá a la educación que te dieron de pequeño…”. No obstante, un uso prudente de la interpretación puede ayudar a clarificar e “inyectar” un punto de vista que tenga como efecto estimular la toma de conciencia por parte del ayudado. Lo importante es que la interpretación no sea prematura ni se discuta sobre ella, sino que sea abandonada si no es aceptada por parte del ayudado. En cualquier caso debería reservarse para estados avanzados de la relación de ayuda, cuando haya establecida una profunda confianza. Respuesta de apoyo-consuelo: el ayudante trata de animar minimizando la importancia de la situación e invitando a desdramatizar. Es una actitud paternalista que favorece en el ayudado la regresión y la dependencia, o bien el rechazo al verse tratado con piedad. A menudo la desdramatización es una respuesta provocada por un mecanismo de defensa de negación por parte del ayudante: este percibe su propia incapacidad para afrontar las exigencias comunicativas y las implicaciones emotivas del otro y desarrolla una actitud defensiva mediante la cual trata de alejar la realidad que el otro le comunica. Un ejemplo sería: “No te preocupes, es mejor no pensar en eso ahora”. Respuesta de investigación: el ayudante tiende a hacer preguntas para obtener más datos y profundizar en la situación expuesta por el ayudado. Este es necesario, pero siempre que las preguntas sean pertinentes y abiertas: si no la conversación se convierte en un interrogatorio. Un ejemplo sería: “¿Piensas en alguien en concreto que te haya podido contagiar?” TODAS SON CORRECTAS.
¿QUÉ IMPLICA LA ACEPTACIÓN INCONDICIONAL DEL PACIENTE? Confianza en el ayudado, visión positiva Supone fiarse del otro, de sus recursos, para afrontar la situación. Se trata de descubrir al ayudado como valioso, percibir sus potencialidades y depositar en él una fe incondicional. Así se promoverá al máximo su libertad y responsabilidad a la hora de tomar decisiones. No supone ser ingenuo; en la medida en que el ayudante tenga más dificultad para identificar recursos del ayudado que él tampoco ve, habrá que poner el acento en recursos externos o en una cierta directividad o suplencia, pero sólo cuando esté suficientemente demostrada la ausencia de recursos propios o la incapacidad de movilizarlos en ese momento. Por ejemplo, en casos de algunos enfermos mentales, algunos ancianos demenciados, niños o adolescentes que aún estén definiendo su propia identidad, individuos cuya personalidad esté muy desestructurada por el consumo de drogas u otros motivos… En ocasiones es necesario promover en el autoperdón en el ayudado, ayudarle a hacer las paces con un pasado que le produce fuertes sentimientos de remordimiento y de culpa y que añade sufrimiento al que ya padece por causa de la situación crítica en que se encuentra. Para esto, será positivo que el propio ayudante haya realizado este camino por sí mismo y mantenga un buen grado de autoestima y de integración de su propia dimensión negativa. Falso VERDADERO.
¿QUÉ IMPLICA LA ACEPTACIÓN INCONDICIONAL DEL PACIENTE? Acogida del mundo emotivo La aceptación incondicional implica una acogida del mundo de los sentimientos. En este sentido, la tan arraigada tendencia de algunos ayudantes a no experimentar ciertos sentimientos negativos (la tendencia a exhortar a no estar triste, a no tener miedo, etc.) puede generar sentimientos de culpa nada útiles o de incomprensión que en nada favorecen la superación de las dificultades. De nuevo es importante que el ayudante sea capaz de reconocer y aceptar los propios sentimientos, sin negarlos, para poder aceptar y comprender los del ayudado. Además, de no ser capaces de hacerlo, los sentimientos pueden invadirnos de tal forma que bloqueen nuestra actividad y se conviertan en dirigentes de nuestro comportamiento, en vez de serlo los valores. Por lo general, la persona ayudada sólo nos mostrará en principio las emociones más superficiales. Es preciso llegar a las emociones ocultas, aquellas que la persona no percibe claramente o no logra hacer que afloren a su consciencia. La mayoría de nosotros admitiría que las emociones no son buenas o malas: el estar frustrado, enfadado, el miedo no hacen a una persona buena o mala. Sin embargo, en la práctica, muchos de nosotros practicamos una censura estricta de nuestras emociones: las reprimimos de forma inconsciente, lo que origina un profundo cansancio y es origen de distintas enfermedades. Sentimos vergüenza de nuestros miedos, nuestra ira, o nos sentimos culpables de nuestros deseos físico-afectivos. Debo convencerme de que todas las emociones son patrimonio de todo ser humano, y ser capaz de experimentar, reconocer, aceptar y poner nombre a mis emociones (lo cual no implica actuar siempre de acuerdo con ellas) para poder empezar a dominarlas. Normalmente expresamos nuestros sentimientos de una forma u otra: lo importante es ser consciente y expresarlos de una forma elegida libremente, no haciendo pagar a los otros nuestros estados de ánimo. Ser capaces de reconocer y no avergonzarnos de nuestras emociones es el primer paso para ser capaces de hacer lo propio con las emociones del ayudado. Falso VERDADERO.
¿QUÉ IMPLICA LA ACEPTACIÓN INCONDICIONAL DEL PACIENTE? Cordialidad en la relación de ayuda Se trata sencillamente de un afecto que se traduce en términos de bondad, afabilidad, gentileza… Ha de ser expresada tanto de forma verbal como no verbal, mediante el lenguaje del rostro, el tono de voz y otros gestos apropiados. Falso VERDADERO.
FASES DE LA RELACIÓN DE AYUDA Primera fase El ayudante tiene como meta responder al ayudado tratando de comprenderlo y penetrar en su punto de vista, estableciendo una relación con él que le facilite su propia autoexploración. Aún no debe usarse la confrontación, porque se corre el riesgo de un corte prematuro de la relación. Las herramientas fundamentales de esta fase son la escucha activa y la reformulación para comunicar comprensión. En esta fase, el ayudante se manifiesta como el que acoge, comprende, capta los sentimientos, la angustia que experimenta el otro, percibe el caos, la soledad, la necesidad de ayuda.La meta del ayudado en esta fase sería la auto-exploración de las propias experiencias y sentimientos y el reconocimiento de sus modos de vivir y de relacionarse que sean inefectivos. Verdadero FALSO.
FASES DE LA RELACIÓN DE AYUDA Tercera fase La meta del ayudante es iniciar y colaborar con el otro en elaborar más o menos explícitamente un plan de acción. En ocasiones el resultado de las fases previas ya es un cierto cambio en la concepción de lo que está ocurriendo y en las formas de comportarse en las relaciones. En otras ocasiones es necesario un auténtico cambio que precisa un análisis de las posibles alternativas. La meta del ayudado será, pues, el cambio si es necesario. Se trata de determinar las distintas alternativas, organizar los pasos, lograr metas progresivamente, caminar hacia el crecimiento y la maduración. Es importante señalar ciertas actitudes sobre las que el ayudante debe iniciar al ayudado: o Eliminar el sufrimiento innecesario generado por el propio límite, los propios errores, por la manera insana de vivir, por los conflictos consigo mismo, mediante la experiencia del perdón y la pacificación consigo mismo. o Luchar contra el sufrimiento injusto y evitable provocado por los abusos, las costumbres, las instituciones… o Mitigar en lo posible el dolor y el sufrimiento inevitables. o Asumir el sufrimiento que no se puede superar. En ocasiones el simple hecho de asumir la realidad y la propia incapacidad para cambiarla es el principio para recuperar la armonía perdida. o Afirmarse como persona valiosa a pesar de las fuerzas negativas de lA VIDASi un cambio efectivo es posible es necesario establecer un plan: un objetivo general y unos objetivos específicos, identificar los recursos disponibles, examinar las ventajas y los inconvenientes de las distintas posibilidades, proponerse plazos y verificar periódicamente como va funcionando. No hay que olvidar que en ocasiones hay gente que no necesita más que ser escuchada, con lo cual el plan de acción consiste simplemente en tomar conciencia de tal necesidad e intentar satisfacerla ofreciendo la propia disponibilidad del ayudante. Ayudar a programar la acción puede hacerse resumiendo las diversas alternativas que han ido surgiendo en el diálogo o bien preguntando sobre las posibilidades al ayudado, invitándole a adoptar una actitud activa y resolutiva. En ocasiones puede ser necesario lanzar algunas alternativas para que el otro decida si alguna le resulta válida. La meta es llegar a un proceso de “restauración” de la propia persona, de humanización de sí misma y de sus relaciones, de superación de las dificultades y de adopción de actitudes sanas ante las dificultades no superables. En último extremo supone la superación de la angustia mediante la esperanza. Tras exponer los objetivos, el enfermo debe llevarlos a cabo. Para ello es imprescindible que el paciente se sienta responsable y comprometido con ellos. Nosotros deberemos motivarle, evaluar si aparecen miedos o angustias que le impidan conseguir las metas propuestas y animarle en caso de que aparezcan bloqueos en la ejecución por miedo al fracaso. Verdadero FALSO.
FASES DE LA RELACIÓN DE AYUDA Fase de separación La relación finaliza. Cualquier separación genera un sentimiento de pérdida y da lugar en mayor o menor medida una reacción de duelo en función de la profundidad e implicación de los participantes en la relación. El paciente puede manifestar estos sentimientos en forma de angustia, ansiedad y miedo a la separación. También pueden aparecer mecanismos de defensa como la negación, la agresividad, la regresión, la proyección, etc. El ayudante debe preparar desde el principio al paciente para la separación, favoreciendo en todo momento su autonomía. En esta fase debemos explicarle las técnicas de autocuidado que deberá realizar a partir de ese momento, responsabilizándole de las mismas e informándole de las redes de apoyo que puedan serle útiles. Debemos también ayudarle a superar las emociones y los comportamientos derivados de su sentimiento de pérdida Verdadero FALSO.
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