t2 habilidades

Las habilidades de comunicación permiten: Sustituir la empatía por técnica. Operativizar actitudes como empatía y aceptación incondicional. Evitar la alianza terapéutica. Reducir la importancia de la escucha.

Las respuestas de escucha tienen como objetivo principal: Modificar la conducta del paciente. Transmitir comprensión e interés. Dirigir activamente la sesión. Cuestionar creencias del paciente.

La clarificación consiste en: Traducir emociones en palabras. Preguntar y repetir parcialmente lo que ha dicho el paciente. Proponer soluciones. Formular interpretaciones.

Función clave de la clarificación: Centrar la conversación solo en el problema. Comprobar que hemos entendido correctamente el mensaje. Sustituir la escucha por acción. Evitar que el paciente hable mucho.

Una frase típica de clarificación es: «Lo que te preocupa es...». «¿A qué te refieres con…?». Quizás esto esté relacionado con...». «Creo que deberías…».

La paráfrasis se centra en: Las emociones implícitas. El contenido del mensaje expresado con nuestras palabras. Las acciones futuras a realizar. La historia vital del paciente.

Función principal de la paráfrasis: Confrontar ideas disfuncionales. Demostrar comprensión y fomentar la profundización. Cortar divagaciones. Cambiar creencias irracionales.

El reflejo implica: Reformular ideas sin incluir emoción. Devolver el sentimiento percibido en el mensaje. Corregir verbalizaciones erróneas. Normalizar la experiencia.

Para que el reflejo sea adecuado debe: Aumentar la intensidad emocional. Ajustarse a tipo e intensidad de la emoción. Evitar la referencia al afecto. Utilizar lenguaje técnico.

La síntesis consiste en: Proponer soluciones rápidas. Resumir información usando paráfrasis y reflejos. Interpretar creencias. Dirigir el plan terapéutico.

Las respuestas de acción se caracterizan por: Ser más directivas que las de escucha. Usarse solo en primeras sesiones. No requerir escucha previa. Sustituir la validación emocional.

Las preguntas abiertas sirven para: Obtener datos concretos y breves. Profundizar, explorar y ampliar información. Finalizar temas rápidamente. Corregir contradicciones.

Las preguntas cerradas son útiles cuando: La persona se pierde en detalles o divaga. Queremos ampliar el relato narrativo. Buscamos fomentar introspección. Queremos evitar estructura.

Pregunta mal formulada: «¿Qué te llevó a reaccionar así?». «¿Cómo te sentiste en ese momento?». «¿No crees que exageraste?». «¿Qué ocurrió después?».

La confrontación señala: Un juicio moral. La discrepancia entre dos informaciones. Un diagnóstico alternativo. La causa del problema.

Antes de confrontar es esencial: Haber validado previamente. Normalizar la conducta. Realizar diagnóstico formal. Aplicar test estandarizados.

Expresión adecuada para confrontar: «Estás contradictorio». «Por un lado dices…, y por otro… ¿cómo lo ves?». «Eso no es cierto». «No entiendo por qué haces eso».

La interpretación busca: Juzgar la conducta. Explicar relación entre pensamientos, emociones y acciones. Sustituir la validación. Dirigir la conversación unilateralmente.

Una interpretación debería presentarse: Como verdad absoluta. De forma tentativa («quizás», «tengo la impresión…»). Inmediatamente al inicio de terapia. Sin considerar estado emocional del paciente.

Informar consiste en: Dar consejos sobre cómo actuar. Proporcionar datos útiles comprensibles. Corregir cogniciones disfuncionales. Hacer juicios clínicos.

Validar implica: Normalizar siempre la experiencia. Reconocer y dar sentido a la vivencia única del consultante. Minimizar la emoción para que no aumente. Restar importancia a lo expresado.

La normalización se diferencia de la validación en que: Conecta con experiencia individual. Enfatiza que es algo común a otras personas. Siempre produce alianza terapéutica. Sustituye la empatía.

Riesgo de normalizar sin validar: Genera sobredependencia. Puede sentirse invalidante. Aumenta claridad emocional. Mejora siempre la autoestima.

La validación incrementa: Resistencia al cambio. Permeabilidad y disposición terapéutica. evitación emocional. Dependencia del terapeuta.

Aspectos que deben validarse incluyen: Solo emociones negativas. Biografía, puntos fuertes, experiencias, resistencias y apertura al cambio. Únicamente éxito terapéutico. Diagnóstico final.