Tema 2 Familia y Menores
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Título del Test:![]() Tema 2 Familia y Menores Descripción: Universidad Parcial I |



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En la teoría estructural funcionalista, la familia cumple su función social cuando: Mantiene roles flexibles basados en la individualidad. Reproduce patrones culturales que favorecen la igualdad de género. Distribuye funciones instrumentales y expresivas para mantener el equilibrio del sistema. Se desvincula de la estructura social para evitar dependencia funcional. Según la teoría del conflicto, el origen de las tensiones familiares se explica mejor por: La falta de normas internas coherentes. La lucha estructural por recursos escasos dentro y fuera del sistema familiar. La ausencia de pautas relacionales entre los subsistemas. Las decisiones emocionales tomadas por los miembros jóvenes. Desde el interaccionismo simbólico, los roles de género se mantienen principalmente porque: Son heredados biológicamente. Se derivan de la necesidad de supervivencia económica. Se reproducen mediante significados y expectativas internalizadas durante la interacción social diaria. Están determinados por leyes explícitas que regulan el comportamiento familiar. En el ciclo vital familiar, la fase de “familia con hijos adolescentes” se caracteriza por: Estabilidad generalizada y baja reorganización de roles. Altos niveles de demanda adaptativa debido a la renegociación de límites y autonomía. Escasa presencia de crisis normativas. Pérdida total de la jerarquía intergeneracional. En los elementos de estructura familiar, los límites difusos generan: Cohesión saludable con autonomía personal. Rigidez extrema en la comunicación vertical. Fusión emocional y confusión de roles entre subsistemas. Jerarquías claras pero poco permeables. Respecto a sanciones y gratificaciones, un sistema sancionador disfuncional se caracteriza por: Sanciones proporcionales y coherentes a la norma. Inconsistencia, arbitrariedad y contradicción entre normas y consecuencias. Reforzamiento de conductas adaptativas mediante reconocimiento. Uso equilibrado de premios y castigos según la etapa vital. El sistema de creencias familiares influye fuertemente en: El estilo comunicacional únicamente entre los adultos. La forma en que la familia interpreta los problemas y su disposición al cambio. El número de roles instrumentales asignados. La elección del modelo educativo escolar. Los mitos familiares de “unicidad” (según la literatura sistémica) se caracterizan por: Creer que la familia es completamente autónoma y no necesita de la sociedad. Presentar una imagen idealizada en la que “nunca pasa nada malo” dentro de la familia. Basarse en la idea de que cada miembro debe diferenciarse radicalmente del otro. Imponer un relato donde el conflicto es visto como motor de evolución. Un modelo comunicacional paradójico aparece cuando: Las reglas conversacionales son explícitas y coherentes. Los mensajes verbales y no verbales transmiten significados contradictorios. La comunicación se centra en demandas claras y directas. Se mantiene un patrón simétrico estable. En los modelos comunicacionales, una relación complementaria rígida suele implicar: Alternancia flexible entre superioridad e inferioridad. Polarización estable de un miembro dominante y otro subordinado. Igualdad simétrica en la resolución de conflictos. Desaparición de la jerarquía y de los límites intergeneracionales. Según Del Fresno (2008), el funcionalismo, la teoría del conflicto y la evolutiva comparten que: Consideran que el cambio familiar proviene únicamente de la interacción interna. Otorgan a las familias un protagonismo central en la construcción de sus normas. Entienden que fuerzas estructurales externas condicionan fuertemente el comportamiento familiar. Asumen que el individuo controla la organización social sin influencia externa. Para las teorías modernas, la familia se concibe principalmente como: Una institución sometida a leyes naturales que permiten predecir su funcionamiento. Un sistema libre de patrones y normas sociales. Un conjunto de individuos que actúan exclusivamente por subjetividades. Un organismo sin relación con la estructura social. En la teoría evolutiva, el cambio en las familias se explica por: Transformaciones abruptas que eliminan etapas previas. La evolución natural de los sistemas sociales a lo largo del tiempo en estadios progresivos. La desaparición de la influencia estructural en la organización familiar. El abandono del concepto de equilibrio social. Desde la teoría estructural funcionalista, la familia es: Un sistema autónomo cuya estructura no influye en la sociedad. Un subsistema interdependiente que contribuye al equilibrio general de la sociedad. Una unidad sin jerarquías ni división del trabajo. Un conjunto de individuos que actúan según intereses exclusivamente personales. La teoría del conflicto considera que la dinámica familiar se rige principalmente por: El equilibrio entre estructuras complementarias. La lucha inevitable por el control de recursos escasos. La cooperación constante entre individuos. La existencia de leyes naturales que garantizan orden estable. La teoría del intercambio social introduce la idea de que las familias: Funcionan según pautas exclusivamente racionales y objetivas. Rechazan la evaluación subjetiva de costes y beneficios. Toman decisiones influenciadas tanto por emociones como por cálculos subjetivos de recompensa. Desarrollan comportamientos totalmente previsibles. El interaccionismo simbólico sostiene que el comportamiento familiar se explica mejor por: Determinismos estructurales ajenos a las personas. La interpretación subjetiva y anticipada de las consecuencias de la acción. Procesos biológicos que regulan la interacción entre subsistemas. La ausencia de patrones sociales repetitivos. La verdad fundamental para el funcionalismo, en tanto teoría moderna, es que: Todo sistema tiende hacia el equilibrio como condición para su supervivencia. Todo sistema tiende a la ruptura constante. Los individuos no pueden desarrollar patrones de comportamiento. La sociedad carece de estructura estable. La teoría posmoderna se diferencia de las teorías modernas porque afirma que: Existen leyes naturales que gobiernan el orden social. Las teorías son meta-narrativas que expresan relaciones de poder y no verdades universales. La familia está regida por principios evolutivos inmutables. La función principal del análisis social es predecir comportamientos. Según la perspectiva posmoderna, la realidad social: Es estable, universal y puede explicarse mediante leyes naturales. Depende de estructuras fijas que determinan las acciones individuales. Se construye colectivamente, es dúctil y carece de principios vertebradores. Rechaza completamente la influencia del pensamiento racional. El rol familiar cumple una función esencial en la acomodación cultural porque: Transmite únicamente normas explícitas y sanciones formales. Permite a los miembros reproducir la cultura social mediante expectativas internalizadas. Elimina diferencias entre posiciones familiares y las homogeniza. Excluye la influencia del contexto sociocultural en el aprendizaje. El rol prescrito se caracteriza por: Derivar de las propias interpretaciones del individuo sobre experiencias infantiles. Ser la conducta que los demás esperan debido a la posición jerárquica del miembro. Representar la forma personal en que el individuo ejecuta su papel. Ser siempre idéntico al rol desempeñado. El rol percibido se basa principalmente en: Las normas explícitas que la familia impone al miembro. La vivencia subjetiva de lo que el individuo cree que debe hacer, aprendida por observación. La estructura jerárquica rígida del sistema familiar. Las sanciones automáticas derivadas del incumplimiento. La relación entre roles y patrones de comportamiento consiste en que: Los patrones se adquieren solo en la edad adulta y no influyen en los roles. Los roles determinan conductas racionales, mientras los patrones determinan conductas emocionales sin relación. Al copiar los roles observados en la familia, también se copian los patrones inconscientes vinculados a ellos. Los patrones de comportamiento no se relacionan con la funcionalidad del rol. Los patrones de comportamiento disfuncionales suelen mantenerse porque: Son explícitamente enseñados por los padres como normas formales. Se interiorizan en la infancia y se repiten automáticamente ante situaciones sociales. Dependen exclusivamente de tendencias biológicas innatas. Son reforzados por estructuras familiares completamente rígidas. Una dificultad en el desempeño de un rol puede surgir cuando: El individuo posee una identidad personal totalmente coherente con el rol. Las capacidades y la madurez del individuo no se ajustan a las exigencias del rol. La familia permite flexibilidad comunicacional y adaptación. Existe total coincidencia entre el rol prescrito y el rol percibido. La incoherencia entre el concepto propio del rol y el concepto que los demás miembros tienen de él provoca: Ajustes espontáneos que nunca generan conflicto. Una adecuación automática del comportamiento sin afectación funcional. Desajustes que pueden alterar el funcionamiento y generar tensiones familiares. Una mayor claridad en las expectativas del sistema. El rol de los abuelos se considera fundamental porque: Imponen disciplina y sanciones que reemplazan a las de los padres. Transmiten tradición, identidad y amor, contribuyendo a la construcción del yo individual y grupal. Sustituyen permanentemente el rol parental en la vida cotidiana. Eliminen la influencia cultural de generaciones anteriores. La aceptación de los roles por parte del grupo familiar permite: Suprimir la jerarquía y los límites intergeneracionales. Crear expectativas compartidas que sostienen el funcionamiento y la identidad familiar. Evitar que se generen vínculos entre los miembros. Eliminar las obligaciones individuales según posición. Cuando un miembro de la familia no desea ajustarse al rol asignado (de forma consciente o no: Siempre se debe a una incapacidad física o mental. Es irrelevante para la funcionalidad familiar. Debe ser interpretado como un signo de falta de socialización y nada más. Puede requerir intervención profesional para prevenir disfuncionalidad futura. El patriarcado, según el texto, se sostiene principalmente en: La autonomía emocional de las mujeres y su capacidad de decisión en el hogar. La segregación espacial, la división sexual del trabajo y el desigual acceso a recursos socioculturales. La movilidad social ascendente de las mujeres modernas. La equiparación de roles masculinos y femeninos a nivel jurídico y práctico. Los roles instrumentales se consideran parte del aprendizaje de género porque: Determinan únicamente las emociones que cada miembro debe expresar. Reproducen tareas y funciones asignadas culturalmente al comportamiento masculino y femenino. Surgen de decisiones personales y no tienen referencia cultural. Son roles flexibles que se adaptan sin influencia del entorno familiar. Según el texto, los roles implícitos o emocionales asociados tradicionalmente a las mujeres incluyen: Dominancia, fortaleza física y capacidad de mando. Baja emocionalidad, poder instrumental y toma de decisiones jerárquicas. Alta sensibilidad, apoyo afectivo y presunta fragilidad emocional. Control normativo, liderazgo y autonomía absoluta. La transmisión familiar de roles de género sigue vigente porque: La familia es impermeable a los cambios sociales y culturales. Los valores sociales y prejuicios relacionados con el género se reproducen en la interacción cotidiana sin cuestionamiento consciente. El género está determinado exclusivamente por el sexo biológico. Las instituciones externas han dejado de influir en la construcción del género. La principal crítica actual a los roles de género desde la perspectiva del texto es que: Los roles instrumentales han desaparecido completamente, mientras que los emocionales se han reforzado. Ambos tipos de roles se consideran necesarios para mantener la estabilidad social. Aunque los roles instrumentales han sido cuestionados socialmente, los roles implícitos continúan reproduciendo desigualdad y limitando la igualdad real. Los roles femeninos se consideran más funcionales que los masculinos en la modernidad. El enfoque evolutivo considera que el análisis del ciclo vital familiar es fundamental porque: Permite identificar únicamente los problemas económicos que afectan al grupo familiar. Facilita evaluar tareas, roles, normas y estructura interna en cada momento del desarrollo. Garantiza que la familia mantenga una estructura estable e invariable a lo largo del tiempo. Reduce la importancia de los dilemas transicionales al considerarlos irrelevantes. Según el texto, las crisis en los momentos transicionales del ciclo familiar aparecen principalmente cuando: La familia flexibiliza demasiado sus objetivos y roles. Los miembros intentan cambiar la estructura sin enfrentar nuevos roles. La familia no logra reorganizar su estructura y metas para adaptarse al momento evolutivo. Se produce una ausencia total de normas y roles prescritos. Una característica central del ciclo evolutivo familiar normativo es que: Se trata de un proceso estático, independiente de las experiencias individuales. Se inicia en la etapa adulta de los miembros, cuando se consolidan los roles laborales. Es dinámico y avanza desde el nacimiento de los hijos hasta la vejez y muerte de los miembros. Elimina la posibilidad de crisis porque establece un patrón fijo y universal. El dilema estabilidad–cambio descrito en el texto implica que: Las familias pueden evitar tensiones si mantienen la estructura sin modificaciones. Cada transición plantea simultáneamente la pérdida del patrón previo y la oportunidad de adquirir nuevos roles y experiencias. La estabilidad del sistema familiar debe prevalecer siempre sobre la evolución. La búsqueda de estabilidad es incompatible con el desarrollo de nuevas vivencias. Según el enfoque evolutivo, el estancamiento y la desorganización familiar ocurren cuando: La familia anticipa correctamente los cambios estructurales necesarios. Los miembros aceptan la renegociación de roles y funciones en cada etapa. No se introducen elementos que faciliten el avance tras una crisis transicional. Los dilemas individuales se solucionan antes que los grupales. Un síntoma en un miembro de la familia durante una etapa del ciclo vital indica principalmente que: El individuo posee una vulnerabilidad psicológica previa independiente del sistema familiar. La familia está experimentando un conflicto moral derivado de sus creencias religiosas. El proceso evolutivo familiar ha sido interrumpido o dislocado, dificultando la adaptación a los nuevos roles. La estructura familiar ha alcanzado un nivel elevado de estabilidad que impide el cambio. En la etapa de formación de la pareja, uno de los principales riesgos sistémicos proviene de: La excesiva autonomía otorgada a los jóvenes por sus familias de origen. La negociación temprana y explícita de los conflictos, que amenaza la estabilidad inicial. La influencia persistente de los sistemas familiares de origen, que puede impedir la consolidación de límites propios. La ausencia de acuerdos sobre roles económicos y reproductivos. En la transición hacia la “mitad de la vida”, un indicador típico de desajuste evolutivo en la pareja es: La pérdida progresiva del deseo de ejercer roles parentales debido al envejecimiento natural. La emergencia de antiguos conflictos previos a la llegada de los hijos, derivados de haber sostenido la relación sobre el rol parental. La tendencia espontánea a reducir actividades sociales para adaptarse al nido vacío. La incapacidad de los padres para mantener contacto con las familias de origen. El enfoque del ciclo vital familiar incorpora elementos del evolucionismo, especialmente la idea de que: El cambio es reversible y puede detenerse temporalmente para que el sistema recupere el equilibrio. Los sistemas familiares pueden saltarse etapas si poseen suficientes recursos culturales. El cambio es gradual, unidireccional, inevitable y orientado al desarrollo del potencial social. La estabilidad siempre es preferible al conflicto, porque garantiza continuidad y orden social. En la etapa de “familias con hijos adolescentes”, el funcionamiento saludable del sistema requiere que: Los padres refuercen el control jerárquico para compensar la rebeldía natural del adolescente. Los progenitores sustituyan la comunicación afectiva por normas estrictas que garanticen seguridad. La familia pase de un modelo centrado en la obediencia a uno basado en apoyo, supervisión flexible y negociación constructiva. El adolescente mantenga un mínimo contacto con su grupo de iguales para evitar influencias externas. Según el modelo sistémico, la estructura familiar se define como: Un conjunto observable de normas jurídicas que regulan la relación entre sus miembros. El conjunto visible de funciones parentales, delimitadas por la sociedad. El conjunto invisible de demandas funcionales que organizan las interacciones familiares. La distribución formal de roles según la tradición cultural dominante. En la organización de la estructura familiar, la eficacia del sistema depende sobre todo de: La rigidez de los roles asignados para garantizar la estabilidad. La proximidad emocional extrema entre todos los miembros. El grado de satisfacción de los objetivos tanto para la familia como para la sociedad. La supresión de las jerarquías internas para evitar conflictos. Un subsistema transitorio se diferencia de uno permanente principalmente en que: Carece de funciones específicas dentro del equilibrio familiar. Se conforma según intereses, edad o sexo, transformándose conforme avanza la evolución familiar. Depende exclusivamente de la autoridad del subsistema parental. Mantiene límites rígidos para preservar la autonomía del sistema. La función esencial del subsistema conyugal es: La supervisión jerárquica del subsistema fraterno. El control del funcionamiento familiar a través de la autoridad normativa. La complementariedad afectiva entre sus miembros, basada en la interdependencia. La transmisión directa de reglas generacionales a los hijos. Cuando los límites del subsistema conyugal son demasiado flexibles: La pareja puede aislarse emocionalmente del resto de subsistemas. Se favorece un equilibrio adecuado entre intimidad y permeabilidad. Se facilita la injerencia de miembros externos, incluyendo la familia extensa. Se refuerza la autonomía y el rol de autoridad parental. Los límites psicológicos, en la estructura familiar, se caracterizan por: Establecer fronteras corporales y espaciales entre miembros. Definir la separación entre generaciones a través de normas de conducta externa. Regular la manifestación emocional, el control de sentimientos y la autonomía del ego. Determinar estrictamente la distribución de espacios físicos en el hogar. La territorialidad en la estructura familiar implica: El control policial del hogar para evitar interferencias externas. El espacio físico y conductual donde se desarrollan transacciones que fortalecen identidad y pertenencia. La delimitación jurídica del domicilio familiar con valor normativo. La restricción absoluta del contacto entre miembros para promover la autonomía. La adaptabilidad familiar se relaciona directamente con: La capacidad para mantener límites rígidos ante los cambios sociales. El grado de estabilidad emocional que cada miembro alcanza de forma independiente. La habilidad del sistema para negociar, modificar posiciones internas y responder a demandas internas y externas. La reducción de los subsistemas para simplificar el funcionamiento familiar. La estructura familiar considera disfuncional un sistema cuando: Se flexibilizan demasiado los roles parentales. No existe suficiente estabilidad territorial en el hogar. Las transacciones entre miembros no permiten mantener el equilibrio ni responder al desarrollo evolutivo. El número de subsistemas supera la capacidad de los padres para controlarlos. La función principal de los roles dentro de la estructura familiar es: Mantener jerarquías rígidas y evitar negociaciones. Prescribir acciones y atributos que permiten el cumplimiento de tareas orientadas al funcionamiento familiar. Garantizar la dependencia emocional entre subsistemas. Sustituir las normas y las sanciones dentro del sistema familiar. Desde la perspectiva cibernética descrita, el poder dentro de la familia se entiende como: La habilidad para mantener la estabilidad emocional sin influir en otros. La capacidad de un individuo para imponer reglas explícitas sobre el resto. La capacidad de A para modificar la posición o funcionamiento de B dentro del sistema. El dominio exclusivo del subsistema parental sobre el subsistema fraterno. Una regla normativa implícita negativa se caracteriza por: Ser fruto de un acuerdo explícito entre todos los miembros de la familia. No afectar de manera relevante a ningún subsistema familiar. Ser generada por hábito o expectativas, bloqueando acciones de algún subsistema. Ser enunciada abiertamente por el subsistema parental en situaciones de conflicto. Las reglas secretas aparecen principalmente cuando: Son negociadas por todos los subsistemas para establecer límites flexibles. Se intenta reforzar la comunicación abierta dentro de la unidad familiar. La familia enfrenta situaciones penosas o vergonzosas que decide mantener ocultas. Se desea aumentar la autonomía de los hijos dentro del sistema. Las metarreglas se diferencian de otros tipos de reglas porque: Son siempre explícitas y acordadas formalmente por cada subsistema. Regulan únicamente la conducta individual, no la interacción. Representan constructos que reflejan la filosofía, valores y estilo relacional global de la familia. Funcionan como normas legales que se aplican de forma obligatoria. La función principal de los mitos dentro del sistema familiar es: Facilitar la toma de decisiones racionales en momentos críticos mediante acuerdos explícitos. Mantener la homeostasis familiar, protegiendo al sistema tanto de conflictos internos como del juicio del exterior. Establecer normas formales que sustituyen las reglas explícitas y los roles parentales. Garantizar la adaptación de la familia a valores culturales cambiantes sin resistencia. Las creencias irracionales, según el texto, se caracterizan por: Ajustarse a riesgos reales y dinámicas cotidianas dentro del sistema familiar. Ser coherentes con los valores sociales, aunque no necesariamente con los familiares. Estar fuera de toda lógica cotidiana y favorecer la construcción de mitos que alteran la comprensión de la realidad familiar. Mantener el equilibrio emocional al basarse en experiencias históricas verificables. En los mitos de disculpa y redención, el mecanismo central que explica su funcionamiento es: La idealización del futuro de la familia como forma de evitar conflictos presentes. La asignación de un “salvador” externo que asume la responsabilidad del cambio familiar. La creación de una figura de autoridad que sustituye las funciones parentales debilitadas. La identificación proyectada sobre un miembro que actúa como chivo expiatorio del sistema. Una característica esencial del mito de armonía, según el texto, es: Presentar la historia familiar como un relato coherente que reconoce abiertamente conflictos pasados. Evitar la transmisión intergeneracional para impedir la repetición de patrones disfuncionales. Mostrar una imagen idílica e idealizada del sistema familiar, frecuentemente en contradicción con la observación del terapeuta. Externalizar la responsabilidad de los problemas familiares a agentes sociales externos. En relación con el sistema de creencias, la interacción entre valores individuales, familiares y culturales implica que: Los valores individuales predominan siempre sobre los demás, marcando los roles internos. El sistema es totalmente estático, sin posibilidad de cambio en función del contexto. Los valores culturales no influyen en la familia salvo en casos de trauma o crisis. Las creencias y normas pueden modificarse con el tiempo según la permeabilidad del sistema a los cambios sociales. El modelo apelador o conciliador se caracteriza principalmente por: La tendencia a reforzar el poder personal imponiendo límites intelectuales al interlocutor. La búsqueda de aprobación mediante la evitación del conflicto y la autoanulación comunicativa. La capacidad de generar mensajes congruentes que integren razonamiento y afectividad. El uso de la incoherencia conversacional para desviar la atención del problema. En el modelo comunicacional culpador/recriminador, la dinámica central consiste en: Mantener la armonía afectiva ignorando los desacuerdos estructurales. Distorsionar la conversación mediante respuestas aleatorias para proteger la autoestima. Imponer un control comunicativo basado en la descalificación del otro y la exigencia de obediencia. Intelectualizar el mensaje para evitar mostrar emociones. El modelo distractor o impertinente sirve funcionalmente para: Reducir la tensión familiar mediante el uso de mensajes asertivos y directos. Desviar la comunicación cuando el sujeto desconoce el tema o teme asumir responsabilidad. Fortalecer los límites generacionales mediante un estilo comunicativo intelectualizado. Fomentar un clima emocional congruente basado en la transparencia afectiva. El estilo superrazonador se identifica por: La expresión abierta y espontánea de emociones, buscando la retroalimentación afectiva. La evitación del conflicto mediante la subordinación comunicativa. La utilización de un discurso excesivamente lógico como defensa para ocultar vulnerabilidad emocional. La generación intencionada de confusión para evadir responsabilidades dentro del sistema. Los principales problemas comunicacionales señalados en el texto se originan cuando: La familia combina distintos modelos comunicativos según las necesidades del momento. Se produce una incapacidad para traducir coherentemente los niveles afectivo y no verbal, generando fenómenos como el doble vínculo. Los miembros recurren al modelo abierto y retroalimentado con excesiva frecuencia. Predomina el uso de mensajes directos y completos que exponen desacuerdos. Según Fairlie y Frisancho (1998), las interacciones familiares: Son fenómenos irrelevantes para la definición de los límites del sistema familiar. Constituyen unidades del sistema relacional familiar y su conjunto integra la arquitectura familiar desde un punto de vista transaccional. Solo incluyen la comunicación verbal entre los miembros de la familia. Se limitan a patrones aprendidos exclusivamente de la pareja actual. En el contexto de las triangulaciones familiares, un “triángulo perverso” o “mortal” se caracteriza por: La participación de tres miembros de la misma generación sin negación de la coalición. Una alianza estable transgeneracional entre dos miembros contra un tercero, negada sistemáticamente por los aliados. La intervención de un terapeuta para resolver conflictos generacionales. Triangulaciones donde siempre se identifican y resuelven los conflictos de manera explícita. En las interacciones familiares, la diferencia entre simetría y complementariedad se basa en: La estabilidad emocional de los hijos frente a conflictos parentales. La igualdad o diferencia en las relaciones comunicacionales, generando competencia en el caso de simetría y relaciones de poder o roles diferenciados en la complementariedad. La frecuencia de los patrones de comportamiento heredados de la familia de origen. La predisposición de la familia a formar coaliciones encubiertas contra miembros externos. La comunicación paradójica, según Bateson (1976), se caracteriza por: Mensajes coherentes y congruentes que fortalecen la autoestima del receptor. Mensajes con niveles de comunicación verbal y no verbal incongruentes, generando situaciones donde el receptor no puede responder adecuadamente sin entrar en conflicto. Un estilo de interacción limitado a relaciones simétricas. Exclusivamente interacciones triádicas entre padres e hijos. Dentro de los círculos viciosos en la interacción familiar: Siempre existe una clara causa y efecto que puede resolverse sin intervención cognitiva. Son patrones de pensamiento y comportamiento negativos repetitivos que generan un ciclo que debe romperse mediante conciencia y reestructuración cognitiva. Se limitan únicamente a la comunicación verbal entre miembros de la familia. No afectan la conducta de los miembros ni la salud mental. |




