Tema 6. TLO
![]() |
![]() |
![]() |
Título del Test:![]() Tema 6. TLO Descripción: Tema 6. TLO |




Comentarios |
---|
NO HAY REGISTROS |
Los componentes conductuales del patrón de habla disfémico se caracterizan por: Miedo a hablar principalmente. Trastornos de la fluidez del habla acompañados eventualmente por movimientos musculares que son intentos de dar solución a dichos trastornos. Trastornos de la musculatura orofacial, asociados a dificultades articulatorias como consecuencia de aquéllos. Movimientos de los órganos orofaciales para evitar que pueda notarse la dificultad con el habla. Señala alguno de los factores que pueden atenuar los síntomas disfémicos: Evitando ambientes ruidosos o ensordecedores. Declamar la lectura ante un público no muy numeroso. Utilizando frases cortas, pero complejas. Cantar o hablar en voz cuchicheada o gritando. Algunos factores que pueden agravar la sintomatología del disfémico son: Todas y cada una de las respuestas son correctas. Situaciones comunicativas adversas que generan ansiedad: hablar a un superior, manifestar emociones profundas, hablar por teléfono con desconocidos, etc. Una familia en la que no se respetan los turnos del habla y se fomentan conductas de ridiculización del patrón de habla disfémico. Exigencias escolares que provocan ansiedad. Cognitivamente, el disfémico es una persona con pautas conductuales caracterizadas por: Tendencia a elaborar respuestas concisas y concretas, es resolutivo ante las dificultades y muy locuaz. Rabietas constantes, desobediencia, mala aceptación de las normas y profunda melancolía. No se suele fiar de nadie y manifiesta conductas de un yo inflado. Desconfianza en sus propias capacidades, debilidad ante las situaciones sociales comprometidas, miedo al fracaso y tendencia a autorreprocharse los errores y no valorar los éxitos. Existen varias formas diferenciadas de disfemia: La tónica que consiste en llevar a cabo repeticiones de la emisión oral provocadas por contracciones del aparato bucal y la clónica que se ve ocasionada por espasmos y emisiones bruscas del habla por interrupción incontrolada de la fluidez. Las espasmo-clónicas que suceden como consecuencia de problemas neurológicos que afectan al control muscular del aparato fonoarticulatorio y las tónico- espásticas que son provocadas por la excesiva relajación de los músculos linguo- alveolares. La clónica que se ocasiona debido a emisiones bloqueantes del habla y que se producen por una incorrecta emisión del aire y mal control de los músculos de la boca; y la tónica en la que aparecen signos de mal control de la fluidez por una baja intensidad del tono muscular de los músculos orbitales. La tónica que consiste en un habla explosiva por interrupción del discurso y la clónica que consiste en hacer repeticiones de la emisión bucofonatoria debidas a contracciones de los músculos fonoarticulatorios. La tartamudez evolutiva es una consecuencia de: Los problemas de desajuste familiar que viven muchos niños actualmente: falta de cuidado de los padres, excesivo tiempo en el colegio, saturación de tareas para casa, etc. La experimentación con los órganos del habla y la falta de control primario sobre ellos. La toma de conciencia de lo difícil que es hablar y la vivencia de incapacidad para superar las dificultades. Las tensiones que suelen vivir los niños sobreprotegidos en el ámbito escolar y sus dificultades de adaptación a las exigencias del entorno. Entre los síntomas concomitantes de las disfemias infantiles aparecen los siguientes: Embolofrasias, muletillas, expresiones inacabadas, perífrasis y otros recursos evitatorios tendentes a evitar el estrés generado por las dificultades de un habla no fluida. Una línea melódica muy grandilocuente con excesivos cambios de cadencias y exageradas apariciones de frases sintácticamente muy ricas. Todas las mencionadas son correctas. Retraimiento y miedo a hablar unidos a excesiva relajación de los músculos del cuello que estarían ocasionados por los movimientos parásitos que acompañan a la tatamudez. Ciertos factores pueden agravar los síntomas disfémicos, por ejemplo: La ausencia de una corrección adecuada al niño cuando tartamudea. Solicitar del niño que cante una canción con sus compañeros. No requerirle que lea en voz alta como el resto de sus compañeros, lo que provocará la sensación de exclusión y de ser diferente. Los comentarios negativos de las personas del entorno. El niño “tartamudo” adquiere conciencia de serlo en el momento en que: Cumple los 14 ó 18 meses, cuando empieza a decir las primeras palabras. Deja de sentirse cómodo en compañía de sus semejantes y el tartamudeo se trasforma en una excusa para no hablar. Pasan 14 ó 18 meses después de que sus padres lo empiezan a reforzar. Los padres y el entorno favorecen la toma de conciencia del trastorno, al intentar corregirlo. Entre las pautas que daremos al niño disfémico están las siguientes: No evitar el tartamudeo, pero corregirle cuando éste sea muy llamativo. Grabar una conversación en la que el sujeto pueda saber qué términos o expresiones son las difíciles con el fin de que pueda evitarlas. No evitar el tartamudeo, antes bien, hablar con libertad y desensibilizando el problema. Procurar no mirarle cuando está tartamudeando. En una aparición repentina de la disfemia evolutiva traqnsitoria, la pauta a seguir será: Intentar acabar las frases de su discurso si se observa que a él le cuesta lograrlo. Ignorar o no prestar atención al problema, evitando corregirle o ayudarle a superar los bloqueos. Buscar la forma de que sea consciente de la dificultad para que intente evitarla voluntariamente. Acudir al logopeda o al tutor para que sea consciente de la dificultad del niño. Las conductas fisiológicas asociadas a un disfémico se caracterizan por: Mala técnica respiratoria: una inspiración entrecortada, pero con una espiración sosegada y paulatina, sin riesgos de bloqueo, pero con un ritmo coordinado. Respiración costal superior con falta de coordinación rítmica e inadecuación inspiratoria espiratoria. Respiración costoabdominal con inspiración pausada y espiración prolongada sin disfluencia. Tensiones en el cuello y en los labios, pero con una emisión fluida del aire sin que afecte al habla. Con la intención de paliar las dificultades respiratorias y fisiológicas de articulación, el disfémico recurre a: Provocar más pausas de las necesarias, convertir las oclusivas en semifricativas, producir un habla bradilálica y dar un golpe de glotis. Hablar evitando pausas y así hablar más rápido de lo normal (taquilalia), relajar los músculos del cuello y la cara, presionar las oclusivas exagerando su emisión y no hacer golpe de glotis. Tensionar la musculatura orofacial y, de se modo, conseguir relajar los músculos linguales para que no se produzcan distorsiones en el habla. No hacer pausas al hablar, producir un habla taquilálica, suavizar las oclusivas y provocar un golpe de glotis. Algunas conductas que NO deben emplearse con el disfémico son: Aconsejarle evitar el uso de sinónimos y vocablos difíciles o que provocan tartamudeo. Hablar lo más posible sin solicitarle que sea parco en el discurso. Emplear gestos armónicos que suavicen y acompañen al habla para que surja con fluidez. Hablar con calma y sin precipitarse. |